Los sonidos titulando este espacio pudieran parecer onomatopeyas en cualquier historieta de superhéroes, pero son realmente los nombres de diversas compañías e iniciativas mexicanas que buscan una parte del pastel digital repartido entre los conglomerados globales.
Una busca su espacio en el entretenimiento y la creación de contenidos, otra en la prestación de servicios en una sola plataforma, mientras que las restantes se disputan telefonía y banca privada respectivamente.
Es muy probable que usted no ubique a ninguna de ellas por nombre. Esto, además de mostrarnos que la mercadotecnia mexicana trata a los consumidores como infantes que necesitan ser atraídos por chirriantes monosílabos, nos enseña que llegamos tarde y sin saber innovar para nuestras necesidades nacionales.
Baz le parecerá un severo error de ortografía, y a no ser que sea un aficionado del Club de Futbol Puebla, y haya visto el patrocinio principal de la playera, jamás se enteraría de que es una superaplicación. ¿Qué es eso? Una misma plataforma donde puede pagar algunos servicios públicos y privados, gestionar créditos, hacer transacciones bancarias, o ver algo de televisión.
Vix no le dirá absolutamente nada, y si le digo que busca ser “el Netflix en español” aún menos, aunque saber que detrás tiene una fusión empresarial valorada en casi 5 mil millones de dólares podrá hacerle reconsiderar su seriedad.
Netflix usted la conoce, así como otras suscripciones similares: Disney+, Amazon Prime, Apple TV, o HBO Max. Las super apps no son populares en estas latitudes, pero han conquistado mercados como el chino o el indio con aplicaciones como We Chat o Paytm respectivamente. Las dos ideas no son innovadoras en ningún sentido, son modelos probados, pero ese no es el problema que las condena a ser ignoradas. Son las empresas detrás.
Usted podrá gestionar todo en una misma plataforma, mientras sea Banco Azteca, Elektra o Televisión Azteca, pues la aplicación Baz pertenece a Grupo Salinas. Resultado de una fusión apenas aprobada en febrero, Vix es el nombre de la plataforma de video bajo demanda gestada entre los dos mayores productores de contenido en español del mundo: Univisión y Televisa.
No es que ensalcemos lo extranjero, es que somos precavidos con lo nacional, especialmente lo que huele añejo.
Fraude bancario, robo de identidad, y tarifas desproporcionadas y ocultas, por algo México tiene las menores tasas de bancarización de la región, notorio cuando sabemos que el 86% de todas las transacciones en México ocurren en efectivo. Sin embargo, hay una institución financiera que ha crecido como ninguna de noviembre al día de hoy, fechas particularmente complicadas por la situación económica, Oxxo.
Su primer experimento bancario, de la mano de Citibanamex con la tarjeta Saldazo, estuvo salpicado de las viejas mañas del sistema nacional como las altas comisiones, pero también su uso para gestar fraudes, como el electoral que mantiene al exgobernador de Nuevo León, El Bronco, en cárcel.
Ahora, unidos con una startup mexicana de banca digital llamada ComproPago, Oxxo es la única institución financiera que te entrega una tarjeta para su uso inmediato (por $50) en sus más de 20,000 sucursales. Banamex, o como se llame ahora, apenas roza 1,100 establecimientos propios.
Diri es un completo desconocido para la mayoría de los mexicanos y su nombre comercial, PilloFon, sigue sin decir mucho, indicar que es la telefónica del YouTuber poblano Luisito Comunica lo trae al ruedo de lo familiar. Con más de 100,000 usuarios, y los precios más competitivos del mercado, la operadora de los influencers Kimberly Loaiza y JD Pantoja, también co-dueños de la compañía, es quien más ha crecido en el último semestre.
Los modelos de negocios extranjeros pocas veces funcionan como calcas, menos cuando son comandadas por reumáticos mastodontes de los que el público desconfía. La necesidad está ahí, pareciera increíble que quien mejor lo entienda sean unos youtubers.