¿Cómo se puede fusilar a alguien de “manera pacífica”? Fusilar, de acuerdo con la RAE, es “Ejecutar a alguien con una descarga de fusilería”.  

Ejecutar como lo hicieron los policías de su hijo con tres ministeriales en pleno zócalo de Tecamachalco.  

El verbo fusilar es por sí mismo violento. Vociferar en una plaza pública, frente a simpatizantes y fanáticos, que se debe “ejecutar” a quienes no han pensado o votado igual que nosotros es apología de la violencia y eso constituye un delito.  

Nacho Mier en su infinita ignorancia olvida que debe cumplir y respetar las leyes y lo peor, incita a las huestes morenistas a comportarse como animales y aras de “fusilar a los traidores” da manga ancha a que se cometan las peores atrocidades.  

Hitler mismo justificaba la crueldad de los nazis contra los judíos bajo lo que él consideraba “correcto”.  

Los regímenes totalitarios tienen eso en común, acabar, exterminar, acallar a quienes no piensan o actúan igual que ellos, siempre justificados en un presunto “bien mayor”.  

La violencia es violencia sea a balazos, a golpes, verbal, escrita, moral. Y a nuestro país, polarizado por su jefe, el que habita en el Palacio Nacional, le urge paz.  

Ahora Nacho Mier dice que Morena siempre ha sido un movimiento pacífico, ¿Qué tan pacífico será proponerle a la masa que se lleve “al paredón” a quienes no piensan como la 4T

Regresemos a la RAE, paredón: sitio, generalmente delante de un muro, donde se da muerte por fusilamiento. ¡Qué pacífico suena eso

Una cosa es que el cacique de Tecamachalco esté familiarizado con arsenales de armas como los que le decomisaron a Sandra Nelly Cadena, la diputada federal suplente a la que desconoció tras su detención, pese a las muchas fotografías donde celebraban gustosamente la campaña; y otra muy diferente que apueste a que se “ejecute” a quienes disienten.   

Si el coordinador de la bancada de Morena en San Lázaro no ha entendido los principios básicos del cabildeo, la política y menos de la retórica, bien haría en mantener la boca cerrada.  

El otro discurso de odio 

Cada día AMLO encuentra un enemigo contra el cual dirigir sus misiles y con ello evadir temas como los lamentables feminicidios en México, el alza inflacionaria, la falta de medicamentos en el sector salud o transparentar los recursos recibidos por Pío o como es que su hijo rentó la Casa Gris.  

Sin embargo, este lunes que tenía la mesa servida, decidió hacerse un lado y esquivar el cañonazo que desde el norte le lanzó el expresidente norteamericano, Donald Trump.  

Hay que ver el contexto, soslayó en Palacio Nacional y aunque evitó una respuesta directa, los hechos son sólidos: es verdad que México aportó un montón de guardias y uniformados para formar un muro humano y así contener que los migrantes del sur del continente entraran a territorio gringo.   

Inexplicablemente el hombre que tiene dividido en dos al país y que gusta de incendiarlo todo se volvió prudente.  

Su silencio también es un mensaje, uno que quedó muy clarito.