Donde ya andan sacando el cobre a lo macizo, como primer recurso politiquero hacia el 2024, es en Morena, pos no paran los ataques dirigidos a la alianzaVa por Puebla”.

Al puritito estilo de antaño, el dirigente morenista, Aristóteles Belmont, no para de mandar puras bombitas molotov al PAN, por si en una de esas la Virgencita le hace el milagrito que se monten en su estrategia.

Y es que tras el fracaso de la mentada “Ley Bartlett”, en estas tierras camoteras los tiritos de Don Aristo cada vez parecen más discos rayados.

Pos del discurso avejentado de patriotas contra traidores y redentor de la democracia cemitera nomás no les sale por lo que comienzan las dudas en las filas del partido.

Y es que mi chismoso morenista rajó canela, que el ala crítica espera más de su dirigencia estatal, y no es para menos, pos saben que mientras los tiren de a locos, la oposición va ganando terreno y no están pa' sorpresitas en el 2024.

Es más, banda, algunos afirman que ya va siendo hora de comenzar con la operación cicatriz, dejarse de puros cuentos mediáticos y entrarle a pactar con las corrientes internas.

O lo que es lo mismo, si no le pisan machín al pedal de los acuerdos, nomás no van a sacar al buey de la barranca, y en una de esas hasta los bajan de la nube en la que andan.

Pa' acabarla de chiflar, no cae de todas las gracias que Belmont ande más ocupado jugándole al influencer en el Tuister que en verdadera chamba partidista. Y menos, si a cada llamarada que lanza se queda vestido y alborotado, esperando que le hagan el caldo gordo.

Queda claro, mis carnales, que por ahora el objetivo es ablandar al PAN y surtirlo a la menor provocación, aunque, ¿también aplicará el mismo desgaste con el PRI o el PRD?

Tal parece que pa’ Morena quienes más gorda la traen de “Va por Puebla” son los pitufos. De ahí que tanta escaramuza ya tenga destinatario.

Ya que Don Aristo anda muy ocupado en el golpeteo, ¿se habrá dado color de qué panista le anda esquivando la avanzada y en una de esas se convierte en rival a vencer?

Como decía la tía Lucha: candil de la calle, oscuridad de su casa. ¿O no?