Una vez más, Nacho Mier demostró que sus dotes de gran operador son un mito y que cualquier encargo político en sus manos terminará por ser un fracaso.
Así lo demostró cuando en San Lázaro se le encargó sacar la Reforma Eléctrica que utilizó como pretexto para organizarse asambleas en Puebla y hacer reuniones con tufo de pre-precampaña.
Y una vez más, ahora como delegado de Morena en Durango, Mier da muestras de que es un pésimo operador.
Seguramente que en el Palacio Nacional ahora sí se olvidarán de su apellido, su nombre y hasta su rostro.
El oriundo de Tecamachalco se jugaba en esta elección hasta la camiseta, pero ni siquiera por la posición tan delicada en la que está, fue capaz de ganar los comicios de Durango, donde felizmente se retrataba con la candidata Marina Vitela horas después de la detención de su socio y amigo Arturo Rueda.
Y ojo, que la derrota en Durango no fue “reñida” ni por 4 ó 5 puntos. La diferencia entre Morena y la oposición será de dos dígitos, más de 13 puntos, cuando menos.
Hay quien le recordó al propio Mier Velazco que la derrota no habría sido o al menos no tan marcada si él no se hubiera empeñado en hacer candidata a Marina Vitela Rodríguez, quien en el colmo del exceso se trepó ayer a una patrulla para “impedir” la detención de cinco personas de su equipo que fueron pescados cuando repartían dinero, comprando votos, pues.
Así el gris personaje que continúa en auténtica caída libre.
Pongan pajaaa.
La abolladura al tlatoani
Los resultados –aún preliminares- de las elecciones de ayer reflejan que AMLO no es invencible y que Morena y sus candidatos no tendrán un día de campo en 2024 como ellos auguraban.
Anoche, de las seis elecciones, dos las tienen claramente pérdidas, es decir un tercio de los comicios en números simples, sin embargo, las distancias podrían reducirse considerablemente al finalizar el proceso electoral cuando conozcamos cuántos mexicanos votaron a favor de AMLO y cuántos lo hicieron por la oposición.
Sin duda que será como colocarle nuevamente sal a la herida en el descalabro de Morena, porque de esas enjundiosas palabras de Mario Delgado presumiendo seis de seis elecciones no quedó ni el aire.
Otro mito que se derrumbó y que se esfumó como espuma en el mar, fue el supuesto poderío del partido Movimiento Ciudadano que simplemente no pintó en estas elecciones; fue tal la humillación al instituto naranja, qué podríamos decir que alineó pero nunca jugó.
Si con esa estrategia intentan ganar algo el próximo año o peor, llegan así al 2024 ya pueden empezar a contar votos para —por lo menos— mantener su registro.