“Son pequeñitos y son pocos, ahí que se queden en sus desempeños porriles y marginales”.  

Con esa frase lapidaria, el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, describe perfectamente a un grupo de Morena, encabezado por Jorge Méndez Spíndola, padre del ex secretario de Gobernación David Méndez.  

El fin de semana pasado, Jorge, en una asamblea de morenistas a favor de Claudia Sheinbaum, junto con su grupo, reprocharon a gritos y hasta una cachetada al diputado Fernando Sánchez Sasia por aprobar la actualización de las tarifas de agua y alcantarillado.  

Claro, dejó ver que ni su edad avanzada, le ha servido para madurar y tener inteligencia emocional y política.  

Por eso nunca creció.  

Pero si aprovecha esa misma edad para atacar al saber que por su condición es impensable que hubiera respuesta.  

El grupo de los Méndez, Vivanco y Belmont se ha caracterizado con este tipo de conductas, que no es la forma como se tiene que ver al movimiento del presidente, Andrés Manuel López Obrador, ni de Morena.  

La escuela la traen desde siempre, incluso cuando militaban en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).  

Así de bajo es su nivel y con ese mismo grado de amedrentamiento, piensan que lograrán poseer al partido para sus intereses con miras al 2024.  

También la misma violencia y los gritos, denotan una desesperación al ver que simplemente no crecen y se hunden unos a otros tratando de sobresalir.  

Por eso la estrategia es fracturar a Morena en Puebla, para lograr colocar con amedrentamiento a sus figuras en las próximas elecciones, como Claudia Rivera o el mismo David Méndez, entre otros.  

Incluso, su esposa la ex regidora Rosa Márquez, pretende la candidatura por la presidencia municipal capitalina.  

Por un lado, se dicen impulsores de la 4T, pero también aprovechan cualquier resquicio para subir sus bonos económicos y de poder.  

Porque créanme, el alza de las tarifas del agua, es lo que menos les importa.  

Antes peleados, ahora ya son cómplices por un mismo fin los Vivanco y los Méndez.

La guerra apenas empieza, ¡agárrese quien pueda!   

Tiempo al tiempo.