Aunque en México existen altas cifras de migración interna, históricamente sólo hemos considerado migrantes a quienes atraviesan la frontera sur de nuestro país en la búsqueda del mítico sueño americano.
El incremento de la violencia en las rutas tradicionales junto con las inhumanas redadas que realiza el Instituto Nacional de Migración (INM) ha orillado a que los grupos de personas que buscan atravesar nuestro país, para llegar a Estados Unidos, utilicen nuevos caminos.
En los últimos años y en particular en los últimos meses, tanto las autoridades del INM, como las del estado y hasta de varios municipios han localizado (ellos dicen rescatado) a cientos, miles de personas en tránsito.
Apenas la noche del viernes, en Intolerancia Diario dimos cuenta de la localización de un grupo de viajeros que eran transportados dentro de una caja seca de un tracto camión, que estaba en un hotel sobre la vía Corta a Santa Ana.
El operativo descubrió a 575 personas (72 mujeres y 503 hombres) provenientes de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Ecuador.
Es por mucho una cifra alarmante. Nos revela lo obvio, lo que no queremos ver, pero que está frente a nosotros: Puebla se ha convertido en parte de una nueva ruta para los migrantes.
En esta acción también se detuvieron a tres presuntos delincuentes, quienes aparentemente eran los responsables de “guiar” al grupo: Juan H., José Jorge L. y Araceli C.
La noche del pasado viernes también se realizó otro operativo en Tepeaca, ahí la Policía Estatal, Municipal y Guardia Nacional localizaron a 121 personas provenientes de Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador y Venezuela.
Si estas casi 700 personas fueron localizadas en dos puntos de la entidad en una misma noche, cuántos migrantes más cruzan nuestro territorio y en qué condiciones lo hacen.
Es cierto que el problema de la migración es multifactorial, que sería imposible pedir que un solo gobierno (municipal, estatal o federal) pudiera resolver el tema, sin embargo, hay declaraciones y acciones que desde el Palacio Nacional incentivan el tráfico de personas por nuestras carreteras, como aquellas en las que se aseguraba que México daría empleo, IMSS y educación a quienes llegaran al territorio.
Nada de eso se ha cumplido. Apenas el pasado 1 de agosto se reactivaron las solicitudes en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) para quienes buscan una estancia legal en México, amén de que el 4 y el 11 de este mes se suspendió la atención.
La migración en Puebla, las redes del crimen organizado que se hacen millonarias a costa de las vidas de quienes dejan su patria y la falta de estrategias, en México, como en el mundo entero nos han rebasado y seguimos sin querer reconocerlo.