Como estrategia política o rasgo personal, el presidente Andrés Manuel López Obrador siempre presenta un buen humor. Sea para comunicar sus dolencias o los ataques de los “conservadores”, el ejecutivo hace gala de buen talante con chistes, dichos o videoclips de Benito Bodoque.  

Por estas razones destacó su declaración del viernes pasado: “hice un coraje de buen tamaño porque otorgaron concesiones de agua, al principio del Gobierno (…) el que otorgó la concesión se fue a trabajar a la empresa”.  

La compañía que referenciaba el presidente no es otra que Grupo México, el conglomerado minero más grande del país, cuyo director es el segundo hombre más rico de México, Germán Larrea

Grupo México salió rápidamente a aclarar que fue una prórroga de una concesión anterior y que el exfuncionario contratado – Víctor Hugo Alcocer– nunca tuvo atribuciones para emitir títulos de concesión desde su puesto como subdirector general técnico de la CONAGUA

Quien no conozca del tema podrá solo ver una diatriba más de Andrés Manuel, pero la historia trae dos narrativas. La primera es desprestigiar a Larrea, personaje que AMLO identifica como traidor a pactos acordados.  

Recordemos que en 2002 Larrea compró Ferrosur a Carlos Slim, lo que lo convirtió en el concesionario clave para articular el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, parte medular del Transístmico, el proyecto de la 4T que buscar unir los puertos de Salina Cruz (Pacífico) y Coatzacoalcos (Golfo de México). 

El afán militarizador del presidente fue mucho para “solo” recibir derechos de paso, por lo que le pidió a Larrea construir una vía paralela que sería controlada por la Secretaría de Marina. Ante la lentitud del proyecto –y la imposibilidad de alcanzar tiempos de entrega irreales– el presidente comenzó a azuzar diciendo que las fuerzas armadas ya la hubieran acabado, por lo que Ferrosur desistió del trabajo.  

Otro ángulo es entender al exabrupto como desvío de atención ante los conflictos que se han vivido en la CONAGUA, alcanzando su punto más álgido a finales de octubre con la destitución de la subsecretaria de Administración del Agua, Elena Burns.  

Tras su despido, la reconocida académica y activista por la defensa del agua fue impedida de manera grosera de entrar en las instalaciones de la CONAGUA, esto por órdenes de su director Germán Martínez. Burns Stuck como subsecretaria tenía a su cargo las nuevas concesiones de agua nacionales, mismas que disminuyeron a la mitad durante su encargo

Martínez Santoyo, director de obras en Tlalpan con Claudia Sheinbaum, obtuvo el visto bueno de AMLO para la remoción y poder implementar sus planes contra la sequía, lo que desató profundas muestras de protesta por defensores del agua

Mientras, en Puebla, la Fiscalía logró la vinculación de un imputado acusado por dañar permanentemente el ecosistema de la Laguna de Alchichica, esto tras una denuncia interpuesta por la estatal Secretaría del Medio Ambiente. A su vez, se presupuesta un puente vehicular para cruzar 200 metros sobre el Lago de Valsequillo entre las Tetelas, San Baltazar y Los Ángeles. ¿¡Aguas!?