Si tiene más de ciertos años, la palabra Fortnite le dirá nada, aunque quizá si tiene contacto con algunas generaciones más jóvenes lo podrá asociar como el nombre de un videojuego.
Este jueguito de disparos tiene en cualquier momento entre tres y cuatro millones de participantes –con cientos de millones de usuarios registrados– jugando gratis, pero también gastando dinero real para comprar armas, indumentarias y otros añadidos dentro del juego. El año pasado generó ingresos por casi seis mil millones de dólares.
Fortnite es multiplataforma, es decir, que lo puede jugar en computadora, plataformas de videojuegos –Xboxes, Nintendos y Playstations–, además del ubicuo celular.
El negocio móvil es casi un sexto de los ingresos, aunque el negocio es todo para las empresas que controlan las tiendas de aplicaciones: Play Store de Google y App Store de Apple. La tajada es bucanera, 30% de lo pagado cae directo a la de la manzanita, un 15% a la del robotcito.
Epic Games, la empresa detrás de Fornite, decidió colocar dentro del juego la posibilidad de pagarles a ellos directamente, saltándose el pago de regalías y ofreciéndole al consumidor un descuento. El desencuentro fue tal que el videojuego fue bajado de las tiendas y el asunto terminó en la justicia norteamericana.
Apenas ayer, tras una serie apelaciones, el asunto regresó a tribunales en California, donde se debatirá si Apple realiza prácticas monopólicas o no. Esta discusión se lleva en varias regiones del mundo, desde la India, Europa, Australia, y hasta en México.
En nuestro país la disputa parece perdida antes de iniciada, y es que existe una pugna de atribuciones entre el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE).
Ambos órganos han iniciado investigaciones contra las empresas al distorsionar el mercado de telecomunicaciones con sus prácticas, competencias de la IFT. También es cierto que ambas controlan el cien por ciento del mercado de aplicaciones en México, lo que parecería llevar a prácticas económicas desleales, competencias de la COFECE, situación que se vería fortalecida con la nueva dirección de Mercados Digitales.
Esta no es la primera vez que saltan estos desacuerdos en competencias. Recuerde las problemáticas que resultaron de la fusión entre AT&T y Discovery, que derivaron en más de año y medio en tribunales. Ahí el IFT les dijo que sin problemas, mientras que la COFECE los multó con 51 millones de pesos por saltarse procedimientos burocráticos. Un caso más, hace dos años, fue la fusión entre Uber y Cornershop, ahí la COFECE ganó la partida decidiendo unilateralmente que sí.
Comprar, vender y gastar en las aplicaciones es una práctica cada vez más común en todos los estratos de la sociedad, por lo que fomentar un mercado competitivo es fundamental para el consumidor mexicano. El discurso de soberanías nacionales del Ejecutivo Federal embona perfectamente en esta situación; cabe preguntar si dejará más votos bajar algunos centavos la Magna o buscar reducir unos pesos la suscripción del Netflix.