Nuestra economía zapatea al compás de uno de los elementos más impalpables de nuestra sociedad: su población. Es harto complicado percibir las dinámicas de grandes grupos sociales, ahora imagine las de seis y medio millones de poblanos que somos, o los casi 130 millones de mexicanos que arman esta nación.
Por cosas así es sencillo desestimar los movimientos de gente. Tan solo en 2020 más de treinta mil personas salieron de Puebla para irse al extranjero –8 de cada 10 a Estados Unidos– y a nivel país casi ochocientas mil. El equivalente anual a vaciar cinco veces todo San Martín Texmelucan.
Los humanos, la gente, usted y yo somos el bien más valioso de la nación. Ni el petróleo, ni los minerales o los campos de cultivo. Hoy en día el activo más precioso de un país son sus habitantes. Especialmente en edades productivas, es decir mayores de edad y menores a 65 años. La flor de la juventud.
Haga usted este ejercicio mental imaginándose ser la madre patria.
Invierte en tener un par de progenitores medianamente sanos. Tienen un hijo, 1.9 por cada madre para ser exactos. Es amado, pero también educado y cuidado en la enfermedad, no olvide alimentado y entretenido.
Lo procura por dieciocho años esperando que sea un ciudadano de bien, parte productiva de nuestra sociedad. Pero por condiciones y situaciones emigra, llevando su juventud y capacidad productora a otro país.
¿Sabe cuánta inversión se fugó ahí? Aproximadamente 3 millones de pesos por crío. Eso cuesta en promedio criar un hijo hasta esa edad, amén de altas y bajas de acuerdo a las condiciones de la familia.
Al año Puebla pierde casi 90 mil millones pesos de inversión en sus habitantes emigrados. Todo el producto bruto de la entidad es arribita de 530. La sangría es brutal.
Permítame anticiparme a un pensamiento que le pudo haber atravesado, ¿y las remesas?, algo nos ha de dejar esta hemorragia, ¿no?
Puebla, pese a ser el tercer lugar nacional en remesas, recibió en el 2022 un número cercano a dos mil millones de dólares de acuerdo con el Banco de México en el periodo calculado. Envíos de entre 3 y 6 mil pesos mensuales. En total no llega ni a la mitad de lo que se nos fue.
Que la mayoría de las zonas expulsoras de migrantes sea la Mixteca y las franjas serranas hacen más notoria esta fuga de capital y talento. Y no olvide poner en la ecuación los dramas de los emigrados, mojados tan solo de tanto llorar, sabiendo que en algún lugar le espera un beso haciendo pausa desde el día que se marcharon.
En Puebla el bono demográfico es bueno, el promedio le va pegando a los 28 años, lo que nos podría asegurar un futuro que cuide de los adultos mayores. No obstante, la falta de políticas públicas para un desarrollo inteligente, apuntando a las nuevas industrias generadoras de riqueza estaría empeñando al presente.
Pregúntele a cualquier joven, la transición hacia la vida adulta es una prospectiva de lágrimas. No por nada tantos empacan sus ganas de quedarse, su condición de transformarse, y vivir el suplicio de un papel que los ha convertido en fugitivos.