A diferencia de lo que sucedió en el 2014, cuando la muerte sorprendió a los Moreno Valle y su grupo político no pudo colocar a uno de los suyos en sustitución de Martha Erika Alonso, en el caso del barbosismo sí lograron impedir que llegara un gobernador completamente ajeno al grupo.
Así, mientras el proyecto político del morenovallismo quedó sepultado el mismo 24 de diciembre de 2018, el barbosismo logró mantenerse a flote, pese al desenlace del 13 de diciembre de 2022.
Los barbosistas no sólo evitaron que un adversario llegara, también retuvieron la continuidad de un proyecto político y evitaron que se fuera a pique, como ya había sucedido en la historia reciente de Puebla.
Sin embargo, esa continuidad tiene un límite. Llegó un gobernador que quiere dejar huella, que busca respetar ciertos acuerdos y personajes, pero que necesariamente dará un golpe de timón para ser él quien ejerza como gobernador.
De ahí que la continuidad del barbosismo es limitada, toda vez que Sergio Salomón tiene la responsabilidad y el reto de dejar huella en un periodo mucho más corto que los seis años que habitualmente tiene un ejecutivo para hacerlo.
El punto de quiebra estará con la culminación de las comparecencias, las cuales marcarán el principio y el fin de dos eras políticas.
Como ya se ha dicho, cuando estas terminen, se dejará sentir la mano real de la persona que hoy ya ejerce como gobernador y quien ha dejado, por asepsia política y administrativa, que cada uno de los y las secretarias entreguen su propio corte de caja.
Los cambios -necesarios- vendrán y ahí se verá el peso del nuevo gobernador, con la salida de personajes que hasta hace poco tiempo eran inamovibles, sobre todo en las áreas administrativas y algunas políticas.
Nacho el impostor
En aras de tratar de defender a capa y espada a la ministra Yasmín Esquivel por el plagio de su tesis, Nacho Mier terminó por enredarse.
“Tomé una decisión, por consistencia y congruencia, que no la recomiendo, pero yo decidí no titularme, porque consideraba que era un fraude”, sostuvo en una rueda de prensa.
La declaración no tendría mayor trasfondo si en la página del Congreso de la Unión no se reportara que cuenta con una licenciatura en Administración de Empresas.
De encontrarse uno, sólo un oficio firmado por él como “Licenciado”, el Coordinador de los diputados de Morena estaría incurriendo en el delito de usurpación de profesión, cuya pena, de acuerdo con el Artículo 250 del Código Penal Federal alcanza “prisión de uno a seis años y multa de cien a trescientos días”.
Más allá del delito o los delitos en los que podría estar incurriendo Mier Velazco, también es preciso notar que sus aspiraciones para gobernar Puebla chocan con los últimos mandatarios.
Para Mier titularse puede ser un “fraude” y está en su derecho de no hacerlo, pero haberse ostentado como licenciado, lo convierte en lo que es: Nacho el impostor.