La tecnología debe ser sin duda, una prioridad para cualquier gobierno que se precie de estar a la vanguardia en la era digital.

Lamentablemente, en las empresas dedicadas al desarrollo de plataformas digitales abunda la charlatanería.

Es natural que los gobernantes no sean expertos en la materia, por lo que se vuelve imperante contar cuando menos con un experto que asesore en esta materia para evitar que les tomen el pelo.

El día de ayer, fuimos testigos los poblanos de una más de estas tristes historias.

Veamos.

Si alguna vez usted ha llamado a cualquier compañía buscando ser atendido, habrá pasado por el tortuoso camino del conmutador. Que presione 1 para ir al área de ventas, que presione 2 para atención a clientes o 3 para cualquier otra cosa.

Y de esto nadie se salva, bancos, tiendas departamentales, aerolíneas, telefónicas, sistemas de cable y empresas de todo tipo. A este rubro se suman dependencias públicas, institutos y un sinfín de organismos e instituciones.

Uno pensaría que con el desarrollo de nuevas tecnologías los gobiernos y empresas lograrían incorporar inteligencia artificial o algoritmos de predicción en su atención a clientes o ciudadanos, pero el gobierno de la capital nos sorprendió a todos ayer con Ángela (la asistente virtual de la capital) que no es otra cosa que un conmutador montado sobre WhatsApp. Ni más, ni menos.

¿Quiere preguntar sobre algún programa del ayuntamiento, por ejemplo, el de Contigo Mujer? Le pasa el link de la página web donde puede ver el contenido de los cursos y hacer ahí el registro.

Peor aun cuando se requiere hacer un reporte o solicitar un servicio, como reportar una luminaria fundida. Pensaría que con esta “nueva tecnología” el ayuntamiento se apoyaría de ella, como la ubicación geolocalizada o, mínimo, en mandar una fotografía del lugar. Nada de eso. Hay que reportar una calle, dos entrecalles, la colonia, una referencia de ubicación y el número de luminaria.

Eso sí, cuando quiere consultar el folio de cualquier solicitud le dirá que “está en progreso”, igualito a cualquier trámite burocrático de hace décadas.

Nada de inteligencia artificial, procesos algorítmicos para aprender patrones, modelos de lenguaje para entender preguntas directas o redes neuronales para hacer predicciones con certeza. Un vil conmutador.

Foto: Cortesía

Como cereza del pastel Ángela debería realmente llamarse Natalie, que es el nombre de la modelo de la plataforma Synthesia que usó la empresa contratada por el ayuntamiento para crear el video de presentación. ¿Costo para usar esa plataforma? 600 pesos mensuales.

Por cierto, ¿sabe usted cuánto pagaron por este conmutador digital? 13.6 millones.

Así como usted lo lee.

Evidentemente a Lalo no le dieron gato por liebre; le dieron Ángela por Natalie.