Después de retirarme de un partido en el que los aportes profesionales, la lealtad probada y los servicios políticos se valoran muy poco, he aceptado la invitación para dirigir el Movimiento Nacional Progresista (MNP) Puebla, como presidente del Consejo Estatal y como miembro del Consejo Nacional.

Agradezco a Fernando González Sánchez esta oportunidad con la que me identifico por mi convicción y reconocimiento natural con el progresismo, mayor equidad económica e igualdad social a través de la inclusión.

Provenir de la cultura del esfuerzo me ha permitido el conocimiento real de las necesidades sociales y de mi obligación para encontrar soluciones que abran caminos de progreso en los ámbitos propios de mi competencia.

Desde hace muchos años, el desarrollo comunitario y regional ha formado parte importante en mi tarea profesional en donde hemos podido realizar aportes gracias a la participación y esfuerzo de la gente.

Así nacieron proyectos hoy vigentes en Puebla como el agave mezcalero, plantaciones comerciales, siembra de praderas para el ganado, obras de captación del agua para uso agropecuario y recarga de acuíferos, unidades de manejo de la fauna silvestre o agricultura de conservación para transitar hacia prácticas agroecológicas sustentables dejando la cultura extractiva predominante.

Hemos apostado a la inclusión, la participación social, el intercambio de saberes y experiencias, a la cooperación técnica intermunicipal, interestatal y a la cooperación técnica Internacional, impulsando intercambios tecnológicos con países como Chile para mejorar la productividad del nogal de castilla en la Sierra Nevada poblana; con Colombia y China, se apoyamos el cultivo del bambú en la Sierra Nororiente y Norte. Asimismo, con España se desarrollaron invernaderos; con la India, el manejo del agua, sequía y cuencas; y, con Cuba, la productividad de la caña de azúcar, papaya maradol, agricultura familiar y control biológico de plagas.

Hemos visto que las causas sociales y las principales necesidades de la gente han sido abandonadas por los partidos políticos, dificultando su incorporación a los diagnósticos y a la planeación democrática, derivando en la falta de políticas públicas que se agrava con los cortos periodos administrativos de los municipios y la alta rotación de funcionarios gubernamentales que, en promedio, no rebasan los dos años.

Una señal inequívoca del abandono de la planeación democrática es que, sin distingo de ideologías pasadas o presentes, se hacen obras y se aplican programas que no tienen peticionarios o procesos de socialización, son solo decisiones unilaterales del gobernante que decide lo que el pueblo necesita. Otra señal es que no se toman en cuenta propuestas que provienen de ciudadanos que las requieren, porque no hay recursos ni programas al respecto.

Las principales causas y necesidades sociales son los problemas reales, como asegurar la alimentación; el abasto suficiente de agua; dotar de medicamentos a la población que, hoy se cura en consultorios de farmacias; tratar y reusar las aguas residuales y la basura, que siguen ocasionando un grave deterioro ecológico; recuperar los recursos naturales; recuperar la tranquilidad y seguridad para las familias; reducir la pobreza y la desigualdad; y, pasar del bienestar al desarrollo, como etapa superior.

La pobreza, el deterioro ambiental, la inseguridad pública, el sobrepeso, la obesidad, la atención a escuelas, el desarrollo de infraestructura y los servicios públicos como carreteras, pavimentación de calles, electrificación, usos de energías renovables, financiamiento o atención al campo, siguen siendo temas pendientes en la agenda y que están ausentes de la política pública. Es cierto que, al igual que en las familias, nunca hay presupuesto que alcance, y sin planeación es más complicado.

La situación en la seguridad pública y el tratamiento de aguas residuales es más grave. Se eliminaron recursos que ayudaban a los municipios a equipar o capacitar a sus policías, pero se les exige contener la delincuencia; tratar las aguas residuales es una obligación municipal, pero no se le asigna recurso presupuestal. El resultado, es mayor inseguridad y mayor contaminación de las cuencas y sus ríos.

El sector hídrico y ambiental reclama con urgencia mayores inversiones para programas serios de reforestación que recarguen los acuíferos; abasto de agua a la población; obras de captación de agua, recarga artificial de acuíferos, tratamiento y reúso de aguas residuales; mayor impulso a energías limpias; tecnificación del riego agrícola para mejorar productividad y recuperar volúmenes para uso público; recuperación de la pesca; manejo, clasificación y reúso de residuos sólidos.

De igual forma, otros sectores sociales reclaman apoyar a la primera infancia, revertir la desnutrición, atender el sobre peso y la obesidad, dar mantenimiento y construir escuelas, proveer de escuelas de tiempo completo y programas de apoyo al fomento productivo.

Estas son algunas de las principales causas y necesidades de la gente, son el principio y fin de la participación política con la que mantenemos un fuerte compromiso.