Una interesante discusión se espera para este mediodía en la sesión de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Los proyectos que presentará la magistrada Janine Otálora pondrán al desnudo una verdad que todos los mexicanos vemos a diario: las corcholatas y los suspirantes del Frente están poniendo en riesgo la equidad en las próximas elecciones federales.
Lo hacen por la cantidad desmedida de espectaculares, bardas, entrevistas, revistas y cuanta propaganda, disfrazada de publicidad, exista.
Las estrategias, de Morena y del Frente, por comenzar las pre-pre-precampañas antes de los tiempos que marcan la ley, son una clara burla a las normas electorales.
Nadie considera que el recorrido de Xóchitl Gálvez, Santiago Creel y Enrique de la Madrid, por citar a algunos, sea simplemente para juntar las 150 mil firmas que el Frente Amplio por México les pide a quienes aspiran a la candidatura presidencial. Está claro que se trata de una estrategia de posicionamiento y una competencia interna, que trata de esquivar la ley.
De la misma manera, los recorridos por todo el país de las cinco corcholatas, tres de ellas arropadas por el propio Andrés Manuel, tienen la intención de posicionarlas en el imaginario social, rumbo a una eventual elección presidencial. La famosa encuesta, es lo que menos les interesa ganar a Sheinbaum, Ebrard o Augusto.
Los proyectos de la magistrada levantarán ámpulas y más de un grito. Primero porque pondrán en la mesa las violaciones sistemáticas a las leyes electorales de los aspirantes; y segundo, porque proponen acotar los espacios en los cuales se puedan realizar estos mítines, asambleas, reuniones o encuentros.
Estas y otras limitantes que se proponen podrían generar que se cuestione la presunta inequidad que generan estas “no campañas anticipadas”. De entrada, habría que explicar: ¿Por qué sancionar a alguien por una probable inequidad en la contienda, cuando el proceso electoral aún no ha iniciado legalmente?
La interrogante generará un amplio debate y el resultado de la sentencia podría debilitar a ambos bandos e incluso dejar fuera de la contienda a todas las caras que hoy conocemos.
La necedad, principalmente del inquilino de Palacio Nacional, para tratar de que sus corcholatas levanten el ánimo de los votantes, podría terminar por ser la dinamita de las mismas, pues los recorridos por el país, lejos de lograr que la ciudadanía se identifique con alguno de los perfiles, está rozando la ilegalidad y con ello colocando en la cuerda floja a sus alfiles.
En el otro extremo, en el Frente Amplio, la situación no es diferente. Aunque han encontrado en Xóchitl una mejor candidata, que logra atraer la atención y simpatía de algunos ciudadanos, su método de selección interno, que oficialmente no llaman así, también se encuentra en esa delgada línea.
¿Bastará con acotar los eventos del Frente como se ordenó a Morena o definitivamente se sentarán las bases para dejar fuera de la contienda a todos los rostros que hoy topamos hasta en la sopa?
Veremos y diremos.