Quien nomás no termina de verse mal y de malas, es el mismísimo dirigente nacional del PRI, el impresentable de Alito Moreno, y es que cada vez que aparece en las tierras camoteras se deja llevar por el hígado.
Y es que el Alito, fiel al temperamento afilado que se carga, no para de dar vergüenzas a los pocos tricolores que aún saben tejer fino en el partido.
Cómo no, si ya se va haciendo costumbre que de a tiro por viaje, escoltado por el candidato indígena, Néstor Camarillo, no escatima en sacar a relucir todo su enojo y dárselas de muy líder, pero la neta parece más un payaso de rodeo.
A estas alturas del partido, con todo de frente pa’ perder, no le ha capeado el chisme que tiene en esta capirucha a la madre de todas las crisis priistas, tanto así que ni el Néstor o su camarilla han podido calmar las aguas.
Es más, todo lo contrario, mientras el Néstor aplicó la del dandy candidato y dejó tirado el partido pa’ su suerte, el incendio priista se fue extendiendo a sus anchas, dinamitando el Congreso y hasta el Cabildo cemitero.
¿Y qué hizo el Néstor o de a perdis el Alito con todo y su corte celestial?
Ni se apresuraron pa’ cerrar las heridas o poner orden el chante propio, mucho menos hacerla de bomberos y rescatar mínimo lo perdido. Con todo este desinterés y la modorra que se cargan, ¿con qué cara siguen echándole candela al fuego, cuando ni su propio barrio los respeta?
Al contrario, mis culebras, el chiste era calmar los ánimos, llevarla de a tranquis y no quererse lucir como todo un Chucho Cuerero, cuando ni a Juan Camaney llegan.
Y es que pa’ la causa priista, la de a “devis”, de hueso colorado, el chismerío de lanzarse contra los expulsados ya pasó de moda, pos lo que urge es convencer a propios y extraños de votar por ellos.
O qué, mis valedores, ¿de algo va a servir continuar echando pestes y seguir con los baños de pureza?
Lo que se acaba es el tiempo, pos urgen soluciones y no estar, al final y a cabo, echando gargajos al cielo.
Alejando y Lalo, por la carnita asada
Con la novedad, que al final la suerte está echada. Mientras Alejandro Armenta ya presentó a su ejército electoral para estas votaderas que se vienen, Eduardo Rivera tampoco se quedó atrás.
Y es que pal’ arranque de su campaña, el 31 de marzo, estará acompañado de Xóchitl Gálvez, la abanderada pa’ las entrañas de Palacio Nacional.
Como quien dice, ya no hay vuelta atrás y de que se arma la carnita asada, se armará, banda.
Pos, se vienen semanas de alarido y de vuelos desde la tercera cuerda.
Que nos agarren confesados.