Lo que hace una semana era, hoy no lo es más. El decretazo del presidente para prohibir el uso y comercialización del glifosato, el herbicida más usado a nivel mundial, se topó —perdonando el francés— de hocico con la realidad.

En comunicado conjunto, las Secretarías de Economía, Agricultura, Medio Ambiente y Salud salieron entre semana a decir que siempre no. Que el glifosato seguiría como un insumo legal dentro de las prácticas agrícolas nacionales… porque no hay otra opción. Perdón, que andan afinando las alternativas.

Particularmente dos personajes de la 4T salieron con el rabo entre las patas, Álvarez-Buylla Roces y Suárez Carrera, titular de CONAHCYT y subsecretario de autosuficiencia alimentaria respectivamente. Léalo de nuevo para que le haga corto circuito. La máxima autoridad en ciencia y el encargado de que los mexicanos tengamos que comer, están en contra de la ciencia que nos permite comer. De locos.

Intentando limpiarse la cara, un día después del comunicado, los dos anteriores protagonistas organizaron una conferencia, misma que ya anticipábamos la semana pasada, dando más pena que la participación del Puebla FC en este torneo (o casi cualquier otro).

Los datos presentados por este grupo son para cerrarle la boca a cualquiera: apenas 8.7% de los productores usan glifosato. O así indica la Encuesta Nacional de Uso de Glifosato (ENUG), aplicada a 5 millones de agricultores, o dicen. Hay que tener la mínima curiosidad de cuestionarse los datos.

La ENUG se la sacó Álvarez-Buylla de la chistera, quedando en un piloto de 8 mil cuestionarios, aplicados principalmente en estados del sureste, donde la agricultura extensiva no tiene mayor representación.

¿Qué dice el mayor ejercicio estadístico agrario nacional? Pues el Censo Agropecuario 2022 del INEGI, con una muestra de 4.3 millones (¿ya vio la ridiculez de proponer 5?), dice que 54% de los usuarios usaron herbicidas químicos.

¿Cereza del pastel? Álvarez-Buylla diciendo que el glifosato en el campo causa la misma dependencia que el fentanilo en las personas. Sin palabras.

Un futuro sin insumos químicos en el campo, sostenible y sustentable, solo tiene una posible respuesta, y se llama transgénicos. Pero este país no está listo para esa discusión.

Oiga, ¿y de qué sirvió toda esta faramalla y puesta en escena por dos años para prohibir el glifosato? Pues para empobrecer a los campesinos, ya que con la incertidumbre y la reducción de importaciones el herbicida sufrió un incremento de precios gracias a la especulación y el mercado negro. Este grupo de neo-primitivos no rebuznan porque no se saben la tonada.

Las propuestas rurales de los candidatos a gobernador

No pasaron ni 60 segundos del inicio oficial de la campaña por la gubernatura cuando Eduardo Rivera ya presentaba un rosario de propuestas, mismas que estaría aplicando en caso de verse beneficiado por el voto popular. «Las 10 de Lalo para la gente» incluyen una sección por el campo. Estaremos esperando las propuestas de los otros dos candidatos para valorarlas y comparar. Ya sabe, quien menos promete al menos es quien menos decepciona.