Para Antonini de Jiménez, quien ama la libertad, es un amante de la tauromaquia, así no lo sepa. En su más reciente libro "¿Por qué deberías ser taurino?", el doctor en ciencias económicas, catedrático universitario e influencer en redes sociales, afirma que "el torero, al matar al toro, no mata un animal, rescata al ser humano de su irrelevancia".
Hace unos días Santiago Taboada, candidato del PAN, PRI y PRD a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, se declaró antitaurino y propuso coartar la libertad de los capitalinos.
No solo eso, se manifestó contrario a que los padres de familia decidan cómo educar a sus hijos, proponiendo que sea el gobierno quien defina qué pueden o no hacer los niños. Estas propuestas reflejan una visión del gobierno que podría limitar la autonomía individual en diversos ámbitos de la vida, un tema central para aquellos que valoran las libertades personales.
A unas semanas de las elecciones en México, este tipo de declaraciones nos obliga a estar alertas y a razonar nuestro voto. Un amigo taurino contrario al oficialismo me decía que hay cosas más importantes que los toros y temas de políticas públicas más significativos que las aficiones. Estoy de acuerdo, lo más relevante debería ser los valores de un político, aquellas creencias que lo definen y regirán su toma de decisiones.
El señor Taboada se está manifestando contrario a la dignidad del ser humano y nos advierte que atropellará los derechos de las minorías.
Otro amigo, "defendiendo" a Taboada me decía que no es antitaurino, sino que los animalistas lo orillaron a hacer esas declaraciones. ¡Peor aún! Un individuo que no es capaz de mantenerse firme, que se mueve como veleta, que busca quedar bien en todas circunstancias estando dispuesto a traicionar cualquier convicción, debería de ser el último en quien confiemos para estar al frente de una organización o para representarnos como sociedad.
El texto de Antonini de Jiménez invita a sus interlocutores a luchar por conquistar una buena vida. Él defiende la idea que solo la libertad y las consecuencias que conllevan asumir nuestra propia responsabilidad, nos pueden conducir a una mejor versión de nosotros mismos.
"La libertad es la única vía para dar alcance a nuestra mejor versión (…) Una versión que da pleno contento a lo que somos; esto es, que pone en marcha nuestras facultades hasta sus límites y satisface nuestro anhelo de felicidad”, asevera Antonini de Jiménez.
Y por ello es taurino. Porque el espíritu de los toreros nos levanta de la inmadurez. Usa al toro como metáfora de las dificultades, de los vaivenes y los peligros que debemos afrontar para crecer como seres humanos: “Sin toro, no hay riesgos; sin riesgos, no hay retos, sin retos, no hay impulso; sin impulso no hay hombre, sin hombre, momia".
Para Antonini de Jiménez "somos toreros porque albergamos adentro una mejor versión de entre todas las que tenemos a la mano. Por eso mismo los toros son más que una fiesta, son la representación sacramental".
Mientras leía “¿Por qué deberías ser taurino?”, me acordé del texto que Juan José Arreola escribió para Tauromaquia Mexicana, aquel libro compilado por Heriberto Murrieta, y editado por la UNAM, que reúne ensayos de artistas e intelectuales mexicanos.
Arreola se lamentaba que el mundo había perdido sacralidad. "Porque todos nosotros, usted y yo, delegamos, muy a la torera, la tarea de jugarnos la vida frente al toro de la Verdad".
Juan José Arreola dice que la vida sabe más a vida cuando la salvamos del riesgo mortal. Por eso se pasó la vida con un traje de luces invisible, "pero muy bien puesto" y nunca se sintió más hombre, ni más triunfante que en la plaza de toros de sus sueños. Para el escritor de Zapotlán "el hombre es único ser que sabe que va a morir. ¡Y qué alegría la de morirnos después de la gran faena!".
En la misma línea Antonini de Jiménez señala que torear es una manera de estar en la vida mucho antes que en el ruedo; es la manera de estar en la buena vida. Invita a esforzarnos, como el toro, que instruye "lo que significa luchar hasta el último soplo de aliento, que la vida está puesta para andarla con pies de plomo; que quien no lucha, sucumbe".
Antonini, como Arreola, no teme a la muerte, "cuando se hace acompañar por un alma robustecida, no es ninguna tragedia; uno aprende a reconocer que solo es el final para las cosas que tienen final".
Estas exhortaciones a la libertad y a la trascendencia, son también invitaciones a rechazar la cobardía, lo fácil, lo banal. En época de elecciones, son una exigencia para asumir nuestras responsabilidades y a razonar nuestro voto.
Hagámosles ver a los políticos que la dignidad de la persona y los valores que ponen al ser humano en el centro están por encima de sus oportunismos.
Aprovechemos estas semanas para defender que México es un país multicultural. Hagámosle ver a los Santiagos Taboada que el pensamiento único destruye lo que es distinto, sin entenderlo.
No permitamos el avasallamiento del pensamiento globalizado que busca conducir al hombre a la irrelevancia. En estas elecciones cuidemos lo nuestro, lo original, lo vernáculo. Defendamos lo auténtico, que en México incluye la tauromaquia.
No solo votamos por un candidato, sino por los valores que queremos ver reflejados en nuestra sociedad. Invito a que usemos el hashtags #LosTaurinosTambiénVotan y #LosTaurinosTambiénVotamos. Defendamos juntos lo que nos une y define como mexicanos.