Parece una paradoja que algunos líderes políticos, conocidos por sus actos tiránicos, se declaren protectores de los animales. Sin embargo, al analizar más a fondo, se ve que el animalismo ha sido utilizado por estos líderes para promover agendas políticas específicas que terminan denigrando a los seres humanos.
El nazismo, por ejemplo, se caracterizó por una moralidad dual: una amorosa hacia los animales y despiadada hacia los humanos. Según el filósofo francés François Zumbiehl, "la ideología nazi fue esencialmente naturalista y antihumanista: para este "pensamiento", los hombres no existen más que como razas, algunas superiores, otras inferiores; en cambio, todos los animales son iguales en dignidad".
Adolf Hitler promulgó leyes que prohibían la caza y protegían a los animales, mientras orquestaba el exterminio de millones en campos de concentración.
Esta dualidad también se manifestó en otros líderes nazis, como Heinrich Himmler, comandante militar plenipotenciario general de la administración del Tercer Reich, quien asistió a la Plaza de las Ventas invitado por Francisco Franco a una corrida en la que actuaron Marcial Lalanda, Rafael Ortega "Gallito" y Pepe Luis Vázquez con tres toros de Bernardo Escudero y tres de Manuel Arranz. Himmler no soportó la corrida, sufrió náuseas y mareos. Abandonó la plaza y calificó al espectáculo de cruel.
En esa misma época, Himmler creó un sistema centralizado de campos de concentración y formó los Einsatzgruppen o escuadrones de muerte, un grupo de la policía secreta a quienes se les atribuye la muerte de un millón cuatrocientos mil civiles.
En Colombia, Gustavo Petro ha adoptado tácticas similares para influir en la percepción pública mediante el animalismo. Pongámoslo en contexto: Petro fue uno de los líderes del Movimiento 19 de Abril (M-19), un grupo guerrillero conocido por su violencia y falta de interés en procesos democráticos.
Además, ha mantenido conexiones con grupos violentos. Recientemente, se reveló que su hijo, Nicolás Petro, utilizó dinero ilegal para financiar la campaña de su padre.
La narrativa del presidente de Colombia busca la división social al crear un enfrentamiento constante entre lo que él llama "la oligarquía" y "el pueblo". Al igual que Hitler, a través de una retórica populista, Petro intenta hegemonizar el espacio social, limitar el debate político y la pluralidad.
Este discurso se refleja en una de sus principales políticas: la prohibición de las corridas de toros en Colombia. Desde su época como alcalde de Bogotá, ha intentado implementar estas restricciones.
Además, en sus compromisos de campaña, Petro ha propuesto reducir la ganadería en general, promoviendo una dieta basada en plantas, incentivando la permacultura y apoyando los emprendimientos veganos con una política "multiespecista" que promueve "los derechos de los animales".
Esta estrategia de manipulación de la retórica no es nueva; Hitler, con discursos antisemitas y engrandeciendo la raza aria, aprovechó el odio que había en Alemania hacia los judíos para formar una ola de fanáticos.
De manera similar, Petro manipula el significado de las palabras para influir en la gente, presentándose como un defensor de los animales mientras sus acciones políticas dividen a la sociedad.
El martes 28 de mayo de 2024, Petro y los anti-humanistas ganaron una importante batalla cuando el pleno de la Cámara de Representantes aprobó el proyecto de ley que busca prohibir las corridas de toros en Colombia.
Sin embargo, aún quedan instancias importantes para proteger la libertad, el derecho de las minorías y el patrimonio cultural colombiano.
La clave estará en la Corte Constitucional. Según Xavier González-Ficher, el artículo 7 de la ley de 1989 protege la gallística y la fiesta de los toros.
La nueva ley, por razones de convencionalidad y proporcionalidad, no puede atentar contra bienes culturales previamente establecidos. Quizá ya no se puedan construir nuevas plazas, pero las existentes no pueden cerrarse.
Voces autorizadas como la del maestro Gitanillo de América han declarado que confían en la Corte Constitucional. La Plaza de Toros de Cali emitió un comunicado reiterando que sigue organizando la próxima feria de Cali que tendrá cinco corridas de toros y que será encabezada por el matador Luis Bolívar.
Colombia es tierra de toros. Ahí nació el maestro César Rincón, uno de los toreros más importantes de la historia de la tauromaquia. Es también el país de grandes artistas vinculados con la fiesta brava como Fernando Botero y Diego Ramos.
Los taurinos colombianos saben que la lucha por la tauromaquia no se trata solo de proteger nuestras tradiciones culturales, sino de salvaguardar la libertad de elección de cada ciudadano.
Al evitar prohibiciones arbitrarias, se defiende tanto el legado cultural como la libertad individual, un principio básico de nuestra sociedad. Además, reconocen la necesidad de evitar un precedente peligroso que podría abrir la puerta a restricciones aún más amplias en el futuro.
El recuerdo de Adolf Hitler nos debe alertar sobre los peligros de permitir que líderes con agendas autoritarias manipulen la retórica para avanzar sus objetivos.
Los colombianos deben unirse en la defensa de su libertad, resistiendo cualquier intento de imponer restricciones arbitrarias. Al proteger la tauromaquia, no solo preservamos una tradición cultural valiosa, sino que también defendemos los principios fundamentales de nuestra sociedad.
Invitamos a todos los lectores a reflexionar sobre esta lucha y a unirse en la defensa de nuestras tradiciones y derechos.