Cortar el listón de una nueva Ciudad Universitaria será un hito. Habrá un antes y un después en la vida de Valsequillo y en general de todo el estado de Puebla en materia educativa.

Será en sus aulas donde se forjarán los futuros médicos, ingenieros, químicos, arquitectos, abogados, científicos, sociólogos y en general, donde miles de jóvenes apostarán por tener un futuro más sólido. Eso es la universidad, la esperanza de una movilidad social. La consolidación de la educación.

Sin duda, en la antesala de la inauguración de CU2 hay que reconocer la visión del gobernador Sergio Salomón Céspedes, para apoyar a la rectora Lilia Cedillo. Ambos delimitaron un plan para aprovechar los terrenos en San Pedro Zacachimalpa, en la zona de Valsequillo, logrando así ampliar la infraestructura universitaria.

Pero para hablar del futuro, hemos de recordar el pasado y cómo es que la BUAP se consolidó hasta ser hoy la máxima casa de estudios.

La historia data de la época de la colonia. En 1578 los Jesuitas invirtieron 9 mil pesos de esos años para adquirir su colegio. Lo llamaron: Colegio del Espíritu Santo, Real Colegio Carolino.

Pasaron más de dos siglos, 247 años, para que cambiara su nombre y en 1825 fue bautizado como Colegio del Estado de Puebla, ese inmueble evolucionó hasta convertirse en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

La actual Ciudad Universitaria, que se encuentra en San Manuel, fue impulsada por un gobernador interino, Aarón Merino Fernández quien adquirió 101 hectáreas para desfogar la entonces Universidad Autónoma de Puebla, ya que todas las escuelas, incluyendo las preparatorias se concentraban en el Edificio Carolino y el Edificio de San Jerónimo.

Aprovechando que el presidente Gustavo Díaz Ordaz era poblano, y que la Fundación Jenkins tenía dinero, se llevó a cabo el proyecto que tardó cinco años, porque al final -dicen- que Manuel Espinosa condicionó sus aportaciones millonarias a que le dieran el Edificio Carolino en garantía, acto que le negaron.

Después de ese proyecto, el crecimiento se volvió desesperantemente lento ante los conflictos universitarios. En medio de esa crisis, el rector Luis Rivera Terrazas creó la Escuela de Física y laboratorios, además de conseguir la Pinacoteca Universitaria.

En la rectoría de Alfonso Vélez Pliego, se rescataron edificios de gran valor arquitectónico, como la Casa Presno, destinada al Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”. También La Casa de los Cañones o el Palacio Berrueco, más tarde conocida como el Edificio Arronte o la Casa de Mangino. Además del Edificio Sor Juana Inés de la Cruz para la Facultad de Filosofía y Letras, que alberga también al Colegio de Historia.

Cada uno de los rectores que han pasado fueron dando un aporte para el crecimiento o mantenimiento de la infraestructura.

José Doger impulsó el rescate de la Casa de los Muñecos hoy Museo Universitario y comenzó con la dignificación de inmuebles que por décadas fueron presa del vandalismo.

Enrique Doger tuvo que enfrentar uno de los momentos más difíciles por el sismo de 1999 que dañó el Edificio Carolino, pero al final se logró su rescate y dignificó el Edificio Central.

Enrique Agüera Ibáñez construyó el Complejo Cultural Universitario (CCU) que cuenta con un gran auditorio, salas de usos múltiples, restaurantes, salas de cine, espacio para danza, biblioteca, teatro y espacios multidisciplinarios. Culminó la construcción del Estadio Olímpico Universitario y acrecentó la infraestructura de los Campus del interior del estado.

Alfonso Esparza Ortiz inauguró la Torre de Rectoría en junio de 2016, desconcentrando así los servicios para los universitarios.

Además, los últimos rectores abrieron campus en Atlixco, Tecamachalco, Tehuacán, San José Chiapa, Acajete, Ciudad Serdán, Acatzingo y Tepeaca, entre muchas obras de infraestructura más.

Como culminación de este impresionante crecimiento, este miércoles en Zacachimalpa, se vivirá un día histórico al dar inicio con las actividades universitarias de CU2.

Recordando a Mandela, quien sostuvo, que “la mejor inversión de una sociedad es en la educación”, podemos ver que esos primeros 9 mil pesos de los Jesuitas rindieron frutos maravillosos.

Con certeza y apegados a la historia de excelencia sabemos que CU2 será la cuna de exitosos profesionistas y buenos poblanos.

Es tiempo de celebrar por la BUAP y por quienes hicieron posible este gran sueño.