Basta ver la luz de un rayo o escuchar un trueno para que los capitalinos comencemos a huir, pensemos en cancelar salidas o definitivamente recemos para que las inundaciones nos permitan llegar a los sitios en donde nos esperan.

Sea una ligera lluvia o un aguacero “atípico”, las calles y las avenidas comienzan a ser un verdadero calvario. Ya sea por el ciento de baches que se ocultan con la lluvia o por las inundaciones que cada vez son más comunes.

Sin ir lejos, antier miércoles y ayer jueves, avenidas principales como la 31 Poniente o Las Torres presentaron “encharcamientos” y filas de vehículos que se movían lentamente.

No fueron las únicas, la avenida Fidel Velázquez, en la zona del hospital y la clínica de La Margarita del IMSS, vehículos particulares y unidades del transporte público quedaron varados ante la falta de un drenaje profundo o colectores pluviales, que hagan frente a las lluvias del verano.

La fuerza con la que corrió el agua por la prolongación de la avenida Reforma arrastró a dos motociclistas la tarde del miércoles, como consignan los videos en redes sociales.

Y estas escenas se han vuelto la constante cada tarde o noche que Tláloc aparece sobre el cielo de la Angelópolis.

Pero no se trata exclusivamente de un tema de dioses, el asunto es más terrenal. La papa caliente será heredada a Pepe Chedraui quien tendrá que poner especial atención.

Para el futuro alcalde el reto de las calles no será únicamente por lo desmoronadas que están o por los cráteres que aparecen en cualquier calle. El tema de las lluvias que colapsan la ciudad requiere de una intervención urgente e inteligente.

De ahí que la esperanza estriba en que designe dentro de su gabinete a personas expertas que entiendan del tema. A la par se requiere que en el próximo presupuesto se destinen recursos para atender las calles que se convierten en ríos o estacionamientos.

No es un asunto de darle un mejoralito a quien tiene fiebre, se trata de uno mayúsculo, la ciudad requiere una cirugía mayor.

El problema del asfalto en la ciudad se trata de un reto, de un problema, que cada año crece y que las autoridades entran, repiten, prometen y al final las inundaciones y los baches continúan multiplicándose.

En esta nueva administración municipal, ¿Atenderán el llamado?

Veremos y diremos.

Layón y su carta roja

La aún alcaldesa de San Martín Texmelucan sigue sin resolver el problema de la inseguridad que un día sí y otro también asola ese municipio conurbado.

Y no me refiero a las mantas que le dejaron recientemente o al indeterminado número de víctimas mortales que dejaron las falsas ventas de autos, que terminaban en violentos asaltos.

Tampoco a la falta de control de los delitos de alto impacto que se registran en San Martín, hablo del caso de ayer donde un hombre fue acribillado dentro de una primaria, justo en el horario de inicio de clases.

El tema es mayúsculo.

La carta roja con la cual se presenta Norma Layón para ser la futura secretaría de Turismo no es la idónea.

¿Acaso cree que con esas credenciales podrá atraer a más visitantes a nuestra bella entidad?