A doscientos kilómetros de distancia y bajo el escudo que da la Cámara de Diputados, María del Rosario Orozco Caballero, viuda de Barbosa -como ella misma firma- emitió una carta que bien pudo escribir hace 2 años, hace uno e incluso hace seis meses, pero que pareciera, se esperó hasta esta semana para envalentonarse.

El tema del sucesor de Barbosa, —a los ojos de ella— debía verse como un tema monárquico, en donde el poder se hereda. Algo que claramente no sucedió ni con el morenovallismo ni con el barbosismo.

En 2018, tras la muerte de Martha Erika y Rafael, los morenovallistas no fueron capaces de ponerse de acuerdo ni entre ellos mismos, fue así como perdieron la oportunidad de mantenerse, por lo menos un tiempo en el poder y dieron paso a que la 4T aprovechara ese divisionismo. Así se nombró a Pacheco Pulido, quien en un golpe de timón, viró a favor de Morena y sus aliados antes que impulsar al panismo.

Más allá de esa experiencia, hay una razón por la cual ambos regímenes se esfumaron con la muerte de su líder político. Tanto Miguel Barbosa como Rafael utilizaron el miedo para imponerse.

La carta de la hoy diputada federal, refrenda que sí buscaban perpetuarse en el poder como grupo, pero que perdieron ese control político que se necesitaba.

Cuando se gobierna con base en el miedo, en el momento en el que muere la persona que ejerce ese terror, se disipa, se disemina el poder y se genera un espíritu de rebelión combinado con libertad. Eso fue lo que pasó al interior del Congreso de Puebla.

Los diputados en ese momento, se sintieron libres y terminaron tomando una decisión, se decantaron por un personaje que les generaba empatía, que les generaba confianza, una expectativa diferente a la que ellos habían vivido. Sergio Salomón era su compañero, conocían su personalidad, su estilo, sus formas. Empatizaron. Ese fue el punto medular de la decisión.

Por supuesto que todos los legisladores sabían que tendrían beneficios, en política nada es gratuito, pero tristemente la señora nunca lo ha entendido ni entenderá las razones de la muerte política del barbosismo.

El envalentonamiento en el final del sexenio, que pudo tener mucho antes, hoy la pone en un mal sitio. Sin duda, esta reacción visceral, permitirá que Alejandro Armenta confirme de quién se trata y de los alcances que tiene. A eso hay que sumarle que el futuro gobernador siempre padeció la animadversión de Barbosa.

La postura de Orozco Caballero muestra mucho. Con su carta firmó su sentencia política.

Ni más ni menos.

Las cuentas finales y la celebración

Este viernes, desde muy temprano, el gobernador rendirá su último informe. Lo hará, de manera oficial, ante el Congreso del Estado frente a una legislatura que apenas comienza y a la que ya le ha entregado un recinto digno.

Después asistirá al mitin en la zona de Los Fuertes, donde al mediodía, se espera, además de la inseparable lista de números, un mensaje de despedida.

Por la noche será la verbena y hasta el concierto gratuito con Gloria Trevi. Será un día redondo para el hombre que concilió a la sociedad poblana.