La pandemia del Coronavirus SARS-CoV-2 marcó un antes y un después para el mundo entero. En México, la terrible gestión ocasionó altas tasas de mortalidad. Literalmente, la política sanitaria de los López (Andrés Manuel y Gatell) costó miles de vidas.

En medio de hospitales sin espacio ni para un paciente más, crematorios con largas filas de espera, escasez de bolsas para cadáveres, falta de tanques de oxígeno y nosocomios sin respiradores, los responsables de la gestión de la pandemia insistieron en que no era necesario quedarse en casa, realizar pruebas masivas de detección ni utilizar mascarillas.

El tema del cubrebocas fue mortal. Aunque la OMS advertía que las mascarillas podían frenar los contagios, en más de una ocasión Hugo López-Gatell desestimó su uso y en México, a diferencia de Puebla y un puñado de estados, no eran obligatorias.

Las curvas "aplanadas", los picos y las olas terminaron por ser sólo imaginarias porque en México los casos se multiplicaban hasta que se dejaron de registrar como Covid y se reportaron muertes por neumonía atípica.

A diferencia del resto del mundo, la 4T apostó a los “detente” y a la “inmunidad de rebaño” antes que a las vacunas. Antes, en pleno caos, no se destinaron partidas presupuestarias extraordinarias para la compra de insumos médicos como equipos de protección para los sanitarios ni ventiladores mecánicos.

La reconversión de hospitales federales fue tan lenta que en muchas ocasiones era común encontrar a las ambulancias con pacientes muriendo sin poder respirar, buscando un nosocomio que pudiera atender a los enfermos. Todo ello mientras el discurso oficial continuaba diciendo que en nuestro país nunca se saturó ni colapsó el sistema de salud pública.

El Covid-19 fue utilizado para temas de propaganda política, esa es la mejor manera de explicar que se anunció con bombo y platillo la creación de los ventiladores lopezobradoristas, basados en el modelo Ehécatl 4T. El Conacyt terminó por entregar algunos de los 500 aparatos que se habían comprometido, dos años después, en 2022, y con un sobrecosto casi del doble del precio que inicialmente se anunció. En el colmo, los médicos que utilizaron estas máquinas explicaron que no servían, principalmente, porque se trataban de máquinas con un sistema tan básico que era imposible calibrar el porcentaje y velocidad de oxígeno que se requería dar a los pacientes que necesitaban respiración artificial, para sobrevivir.

Muchas cosas han pasado desde aquel 10 de marzo de 2020, en que Puebla contuvo el aliento ante la sospecha del primer caso positivo, un trabajador de Volkswagen, proveniente de Italia.

Muchas personas perdieron amigos, familiares, vecinos y conocidos en esas olas, sin embargo, a la fecha, cinco años después, no se asoman ni rastros de alguna investigación por la negligencia con la cual la federación abordó la catástrofe.

¿Tan corta es la memoria de los mexicanos?, ¿Deben quedar impunes los crímenes por omisión de los López?

8-M violento en Izúcar

Y ya que hablamos de la memoria… Hace un par de años, en 2023, un grupo de mujeres periodistas fueron agredidas, torturadas y detenidas por policías de Izúcar de Matamoros. Las investigaciones apuntan a que las bajezas fueron realizadas por elementos que recibieron órdenes directas de quien fuera presidenta municipal: Irene Olea.

Dos años después, los juicios continúan sin sentencias para los agresores. Las periodistas violentadas, entre ellas Natalie y Michelle Hoyos, continúan exigiendo justicia, así como por el asesinato de Socorro, una mujer que era testigo protegido de este caso.

Este año, la fecha en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer volvió a presentarse un intento de feminicidio en el municipio. Laura fue golpeada brutalmente por un sujeto que presuntamente habría sido militar y escolta.

“La China”, como se le conoce, continúa hospitalizada y su estado es grave. Las autoridades no han localizado a quien los vecinos identificaron como Fidel N.

¡Viva la impunidad!