El miedo al Covid-19 se esfumó, la confianza se reflejó en los miles de feligreses que han colmado las calles de Puebla este Viernes Santo para acompañar a sus queridas y milagrosas imágenes; El Niño Doctor de Tepeaca, El Señor de Las Maravillas, Jesús de la Divina Misericordia, Padre Jesús de Analco, Padre Jesús de Nazareth, la Virgen de los Dolores y la Virgen de la Soledad.

En esta segunda procesión consecutiva de Viernes Santo, después de un par de años de espera por los estragos del SARS-COV-2, poblanas y poblanos han salido a las arterias del corazón de Puebla, algunos con mascarilla, otros no.

La pandemia del Covid-19 ha dado una tregua no únicamente en Puebla sino en territorio nacional y global en donde diferentes países realizan procesiones.

El Arzobispo Victor Sánchez Espinosa, al frente de la procesión recordó los momentos sagrados de la vida de Jesús. Las calles de la Angelópolis se tiñeron de púrpura y la devoción concentró a los creyentes.

Algunas calles del Centro Histórico se volvieron silenciosas otras no por los cánticos y gritos de viva el Niño Doctor, viva El Señor de Las Maravillas y viva la Virgen. La multitud caminó en la procesión bajo un sol quemante, que supera los 30 grados Celcius.

Las figuras devocionales salieron nuevamente a las calles, dejaron sus nichos para fortalecer la fe de la feligresía y convertirse en su principal escudo.

A la peregrinación de Viernes Santo se unió el rector de la UPAEP, Emilio José Baños Ardavin, el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, los alcaldes Eduardo Rivera Pérez y José Huerta Espinoza.