Desde pasados enfrentamientos estelares entre ambos guerreros, llegó el momento que tanto anhelaba la Máscara, no conforme con despojarle su incógnita deseaba coronarse con el título de campeón mundial de la NWA de peso medio que el infame rufián posee.
Para beneplácito de la porra ruda, el “primogénito de la oscuridad” sacó el colmillo para rendir a su rival y seguir luciendo en su cintura la presea que tanto deseaba el técnico.
Cuando el controvertido Tirantes presentó las reglas del juego, Máscara tendió la mano a su rival para desearle una buena pelea, lo que Averno ignoró y escupió en repudio a su contrario. Iniciaron la lucha con llaveo al estilo grecorromano, básico para calentar, seguido de ataques con el antebrazo que fueron esquivados fácilmente por ambos luchadores.
El vuelo del “rey de la campana” fuera del ring le permitió adjudicarse la primera caída. Averno sorprendido, no se podía creer la ventaja obtenida por su rival.
Para el segundo tanto siguieron con el llaveo, pero después Averno emparejó la lucha y continuó con variadas patadas al cuerpo y un par de mordidas de mano de su rival rematando con una desnucadora y llevarse el intermedio.
La tercera caída fue tan larga y prolongada como los tres toques de lona del Tirantes, ya que campeón y retador no supieron de qué lado apoyaría el juez en cuestión, en el momento decisivo.
En repentinos momentos el científico obtenía momentos de respiro, cuando evadía los ataques de su rival con unas cuantas llaves de tijera, y un par de llaves de “la de a caballo”. Averno solía librarse del sometimiento del joven retador, por lo que atacó con un vuelo desde la esquina del ring.
Para el desenlace, justo cuando la Máscara aplicaba su mejor arma, Misterioso —quien fungió como apoyo moral de su camarada— impidió que se concretara la llave “de campana”; el second técnico, Stuka Jr y la Máscara reclamaron al réferi, distrayéndolo por unos instantes, acto que Averno aprovechó para dar una patada en la ingle a su contrario, de tal modo que pudo retener su campeonato.
Nipones, con la cola entre las patas
Los japoneses Okumura, Naihto y Yoshihashi se llevaron la decepción de la preestelar, tras ser derrotados por Rush, el “triunfador en Japón” Máscara Dorada y el “Maestro Lagunero” Blue Panther.
Los técnicos se dieron con todo con sus contrarios del Lejano Oriente, pero salieron triunfantes al mostrar su superioridad en la primera y tercera caída.
Yoshihashi desató el odio de Rush cuando al llegar al ring, lo recibió con fuerte empujón que derribó al ídolo de las féminas, lo que provocó que en cada relevo australiano intentara hacerle frente.
Naihto, que desde ya hacía un buen tiempo no pisaba los suelos poblanos, comenzó a intercambiar unas cuantas llaves con Máscara Dorada, posteriormente Blue Panther continúo con Okumura, pero Yoshihashi después de verse muy “machito” le “sacateó” darle frente a Rush.
Los técnicos se llevaron el primer tanto con facilidad, pero en el segundo episodio los “hijos del sol naciente” demostraron por qué son temidos en los combates y se llevaron la segunda caída, acompañados de los abucheos del público quien apoyaba incondicionalmente a sus paisanos.
Los rudos nipones siguieron encabezando la pelea, ya que entre los tres castigaban continuamente a sus adversarios, pero la rápida reacción del “maestro” y Dorada les permitió destantear a Okumura y Naihto, para que Rush y Yoshihashi continuaran con su rivalidad.
Para finalizar, justo cuando el joven nipón rebotaba en las cuerdas para contraatacar fauleó en las partes nobles del ídolo femenino, y de inmediato fueron descalificados de la pelea para darles el gane a los científicos. No conformes con el resultado, mientras el científico se retorcía del dolor en el suelo, Yoshihashi y sus compañeros dieron de patadas a su contrario para retirarse con las mentadas y abucheos de la afición.