Seydou Keita compareció en rueda de prensa minutos después de marcar el penalty decisivo que clasificaba a Mali para las semifinales de la Copa de Africa. Lo más lógico habría sido encontrarse con un Keita alegre y feliz por la victoria, la clasificación y su decisivo gol.
Pero nada más lejos de la realidad. Keita apareció ante los medios de comunicación llorando. El deporte, el fútbol, quedaba en segundo plano a la vista de la situación de guerra civil que vive Mali. "Me gustaría decirle a mi pueblo, a mi país, que lo que nos está pasando no es normal. No estamos acostumbrados a eso. Lo único que pido es la paz. Todos somos malís. No es normal que nos matemos entre nosotros".
Keita añadió que "tengo el miedo en el cuerpo. Lanzo un mensaje al presidente para que haga lo máximo posible para poner fin a esta situación, que la gente del norte paren ya de matarse entre ellos. No es normal. Esta noche estoy contento por la clasificación, pero al mismo tiempo estoy triste, muy triste. Hoy debería estar contento, pero no es así. Estoy triste".
Los lamentos de Keita se deben a la ofensiva lanzada desde el pasado 17 de enero por parte de los Touareg, la más grave desde el 2009, que ha provocado que más de 10.000 personas hayan emprendido un forzado éxodo buscando la paz.