El asteroide 2011 MD fue detectado por telescopios robóticos instalados en Nuevo México, dedicados a rastrear el cielo en busca de objetos cercanos a la Tierra. La roca podrá ser vista con la ayuda de telescopios caseros de más de 10 cm de diámetro en Australia, sureste de Asia, este de China y Japón, entre otras zonas cercanas a la Antártida. Su máxima aproximación se llevará a cabo sobre el sur del Océano Atlántico.
Analistas de la NASA aseguraron que no supone ningún peligro, aunque la gravedad de la Tierra alterará drásticamente su trayectoria y se acercará a la zona que ocupan los satélites de comunicaciones. Según SpaceWeather, la posibilidad de un choque con uno de estos artefactos o con basura espacial es mínima.