Expresó que adicción es cuando el individuo, ya sea niño o adulto, deja de funcionar en otras áreas de su vida como son: la familia, actividad social, trabajo o escuela, por mantenerse enganchado a esta práctica a veces hasta por más de 10 horas al día.
Además de que al suspender la fuente de adicción, la persona experimenta síndrome de abstinencia, caracterizado por ansiedad, nerviosismo, irritabilidad, sudoración y otros síntomas.
Indicó que al igual que sustancias como alcohol y drogas, los videojuegos son utilizados para “fugar” al individuo de su realidad, la cual no acepta o no le gusta, por lo que busca evadirla mediante un mecanismo que le produzca placer y satisfacción aunque sea momentáneo.
Advirtió que la adicción a los videojuegos puede ser antesala a otros trastornos psiquiátricos, dado que considera que esta forma de entretenimiento en exceso puede volver al menor o al adulto antisocial.
“Así como desconectarlo de su realidad y llevarlo a una despersonalización, e incluso, puede fomentar la violencia y la agresión debido a que estos artículos manejan imágenes y situaciones fuertes”, apuntó.
Manifestó que pueden inducir a un gran nivel de fantasía que desfase al individuo, en un momento dado, de lo que es real y lo que no es.
Apuntó que el manejo de la adicción a los videojuegos puede ser más complicado en adultos que en menores, dado que el mayor de edad tiene autonomía plena de sus actos y los niños todavía están bajo la tutela de sus padres y además están en pleno desarrollo de su personalidad y criterio.
Subrayó que para el manejo de la adicción a los videojuegos puede no ser suficiente la suspensión abrupta de la práctica, sino requerirse de psicoterapia mínimo por seis meses, e incluso del suministro de ansiolíticos para auxiliar al paciente a enfrentar crisis derivadas de la abstinencia.
Recomendó a los padres de familia mantener una postura firme pero no autoritaria, de modo que al menor pueden establecerse límites en cuanto a sus horarios para estudiar, descansar y realizar otras actividades.
“Si el niño ha incurrido en adicción a los videojuegos se le debe convencer de aceptar una terapia de manera voluntaria para que las expectativas de recuperación sean mayores”, puntualizó.