En entrevista , Santiago Silva Retamales, responsable del proyecto y secretario ejecutivo del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), informó que está muy avanzado y ya recibió la bendición del Papa Benedicto XVI.
Explicó que el trabajo en una nueva Biblia surgió porque los obispos de Estados Unidos necesitaban la traducción del texto en español para los hispanos que viven en su país y recurrieron al Celam, que aceptó con la condición de distribuirla en todo el continente americano.
Así cuatro “biblistas” comenzaron a trabajar siete años atrás con el apoyo de 22 expertos de diversos países que laboraron bajo un plan de 10 años de duración, precisó.
“Todo el mundo se pregunta ¿por qué una Biblia nueva? La última Biblia que se tradujo para América Latina fue publicada hace 15 años”, dijo.
“En estos años ha habido un avance en la investigación bíblica; buscamos que ese desarrollo quede reflejado en la traducción. El lenguaje también cambia, por eso quisimos hacer más contemporáneos los textos, de modo que la gente pueda comprender con facilidad el mensaje bíblico”, agregó.
Indicó que, según lo previsto, los “dueños” de esta nueva Biblia serán las conferencias episcopales de los países del continente y no las editoriales.
Según el prelado, con la propiedad de los derechos de autor, si los obispos quieren repartir las biblias en sus comunidades a precios muy baratos podrán conseguir subsidios e imprimirlas.
El también obispo auxiliar de Valparaíso, Chile, adelantó que ya se imprimieron los cuatro evangelios con el objetivo de distribuirlos a teólogos, agentes de pastoral y catequistas que puedan hacer llegar sus comentarios sobre la nueva traducción.
Estableció que, a más tardar en 2014, se procederá a la impresión y distribución de los ejemplares que incluirán notas de orientación sobre cómo poner en práctica el mensaje religioso.
“La traducción será algo fácil que la gente pueda entender. Eso es lo primero: un lenguaje fácil y agradable de la Biblia. Luego el lector va a encontrar, en las notas, algunos consejos sobre cómo poder orar el texto y cómo ponerlo en práctica, en la vida y la sociedad”, expuso.
Aseguró que la parte difícil del proyecto ha sido identificar las acepciones más “universales” para las palabras concretas y elegir conceptos en español que mantuviesen cierta validez para todos los países latinoamericanos.
“Esperamos que tenga un efecto muy positivo; por lo pronto fue un proyecto aprobado por todas las conferencias episcopales de habla española de la región, unas 19”, indicó.
“Los obispos demostraron este anhelo de tener una Biblia de la cual ellos fueran dueños y poder realizar mejor este trabajo pastoral de evangelización”, apuntó.