La elección de Gustavo Petro como alcalde de Bogotá marcó en 2011 un nuevo hito en la historia personal de este exguerrillero amnistiado y exsenador colombiano que optó por la lucha en la arena política.

A sus 51 años, Petro es considerado un paradigma de la evolución de un combatiente en el conflicto fratricida que vive Colombia desde la década de 1960, cuando en el país surge la guerrilla producto del conflicto por la tierra y del “boom” de la revolución cubana.

Tras su desmovilización del grupo armado M-19 en la década de 1980, Petro integró la Asamblea Constituyente, la Cámara de Representantes, el Senado y se postuló a la Presidencia antes de ganar la Alcaldía de Bogotá, el segundo cargo en importancia del país.

El presidente Juan Manuel Santos, quien lo derrotó en la elección presidencial de 2010, dijo que la victoria de Petro en los comicios municipales “es una muestra del triunfo de la política de reinserción”.

El propio alcalde electo, nacido en la norteña localidad de Ciénaga de Oro, reconoció la importancia del hecho político para el país y dijo que su elección simboliza “ni más ni menos que Bogotá no cayó en la trampa de la política del odio y de la guerra eterna”.

Para sus seguidores, este hombre menudo y de gafas encarna la ilusión del país de apostar por la democracia como el arma más eficaz para propiciar los cambios que quiere Colombia y, en especial, el cese de la violencia y la lucha contra la corrupción.

Siempre cercano a la centroizquierda, Petro es reconocido por los imponentes debates que protagonizó en el Congreso para denunciar la influencia del paramilitarismo en la vida nacional y los malos manejos administrativos del los gobiernos de turno.

Economista de la Universidad Externado de Colombia y especialista en Administración Pública, Petro denunció en 2010 la corrupción imperante en la Alcaldía de Bogotá, encabezada entonces por su copartidario Samuel Moreno.

La acción, respaldada por la justicia y la Procuraduría, le costó sin embargo la salida del centroizquierdista partido Polo Democrático Alternativo (PDA), que ayudó a formar desde sus orígenes como Polo Democrático Independiente en 2003.

Su popularidad y el reconocimiento ciudadano a su labor como legislador lo llevaron a ganar en octubre pasado la Alcaldía de Bogotá, cargo que a juicio de analistas locales podría catapultarlo a la Presidencia de la República

Petro, especialista en Medio Ambiente y Desarrollo Poblacional por la Universidad Católica de Lovaina, deberá ahora pasar de la denuncia a la acción administrativa, del cuestionamiento a la proposición y demostrar que la izquierda colombiana aún vive y quiere la paz.