El pequeño asteroide viaja a unos 8.900 metros por segundo. Ha sido observado por el telescopio Catalina Sky Survey en Arizona y el observatorio Magalena Ridge, en Nuevo México (EE.UU.), por lo que su órbita había sido bien precisada y se había descartado totalmente el riesgo de impacto con la Tierra. «No sería capaz de atravesar nuestra atmósfera ni aunque se atreviera a intentarlo», habían dicho en Twitter científicos del centro Asteroid Watch en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California.
Devastación a gran escala
Los astrónomos aficionados que hayan estado en el lugar adecuado y tuvieran un buen equipo habrán podido ver este objeto espacial, ya que estaba previsto que alcanzara la magnitud 14 en el momento de su máximo acercamiento.
Científicos de la NASA y otros astrónomos realizan un seguimiento regular de los cielos en busca de asteroides que pudieran representar un peligro para la Tierra. Los expertos estiman que el impacto de un asteroide de unos 140 metros puede causar una gran destrucción, pero debería ser aún más grande para causar una devastación a escala global.