Como si “Don Goyo” entendiera o se hubieran puesto de acuerdo, recibió la ofrenda de los pobladores con una gran fumarola y constantes estruendos, justo en el momento en que se le entregaba fruta, mole y hasta tequila.

Desde muy temprano, este miércoles 2 de mayo alrededor de cien personas subieron a lo que llaman el “ombligo” de “Don Goyo” —como es llamado el volcán Popocatépetl— a ofrendarle distintos productos para que se calme y traiga lluvias. Aunque no es su cumpleaños o santo tuvo fiesta, hay quienes dicen que está enfermo, pero los ancianos —más optimistas— señalan que simplemente necesita atención.

La ofrenda para el “Popo” es una muestra de una reverencia de los pobladores de Santiago Xalitzintla en Puebla y San Pedro Nexapa, en el Estado de México. Como si hubieran quedado de acuerdo, justo cuando colocaban de la ofrenda, esto le dio tanto gusto a “Don Goyo” que soltó una bocanada de ceniza y vapor que llegó a 2 kilómetros de altura. Los vecinos afirmaron que al volcán le gusta el pan, las tortillas, el brandy, los tamales, los refrescos, el mole y las cervezas, así como la salsa de chile guajillo.

El estruendo puso un poco nerviosos a todos los concurrentes, excepto a los pobladores, quienes dijeron estar acostumbrados a que “Don Goyo” así les agradezca “el detalle” o “la cuelga”. “De eso se trata, de que le guste la ofrenda, a ver si así se calma tantito”, dijo entre risas 

Claro González Castro, de 83 años de edad, uno de los promotores más antiguos de las ofrendas, al señalar que con la fumarola les dio su aprobación.

La tradición 
Esta tradición se adelantó un poco debido a la constante actividad que tiene el volcán, la cual ni siquiera cesó cuando recibía la ofrenda, sino —por el contrario— aumentó su intensidad un poco. Ahora no fue el 12 de marzo —día de San Gregorio Magno—, fecha del “cumpleaños” de “Don Goyo”. El miedo hizo celebrarlo otra vez, porque para los indígenas “Gregorio Popocatépetl” es volcán-naturaleza como hombre-divinidad.

Debido a que el Popocatépetl sigue activo, los pobladores subieron por varios kilómetros sin importar el calor, todo para que se calme el volcán y traiga lluvias consigo para las cosechas, que están llenas de ceniza desde hace semanas. Esta antigua ceremonia religiosa se llevó a cabo como un acto ante la constante actividad del volcán en las últimas semanas, donde la banda de músicos Caballeros de Xalitzintla entonó una serie de corridos, “los preferidos de Don Goyo”, dijeron. Los pobladores de Santiago Xalitzintla fueron encabezados por el “tiempero” Antonio Analco y los mayordomos de la comunidad, eso sí, todos bajo la mirada de personal de la Dirección de Protección Civil de Puebla, “por si las dudas”, dijeron.

Este 2 de mayo realizaron la ceremonia preparatoria para la petición formal de lluvia, antes del comienzo de la temporada, para que en los meses siguientes las precipitaciones sean benéficas a las cosechas. Pero, para llevar la ofrenda no es fácil, son al menos 3 kilómetros de subida dejando lejos el bosque de las faldas y los pastizales amarillentos por el calor, por lo que a cada paso los productos pesan más y más. Los comales, la leña, las cazuelas, las frutas, la comida y las botellas se van convirtiendo paso a paso en una pesada carga, no es fácil llevarlas, por eso el paso es lento, sino simplemente no llegan.

Para los pobladores, sobre todo los más ancianos, este largo camino vale la pena, luego de que regresaran las espectaculares fumarolas que contaban los antiguos, todo por “donde respira la Tierra”, como le llaman al cráter. Hasta donde termina el arenal realizaron el rito en estos días de incertidumbre, porque hasta los vecinos de “Don Goyo” tienen miedo que despierte muy enojado. La zona de “el ombligo” está cubierta de renegrida ceniza, incluso el oxígeno —cada vez más rancio por la altura— escasea donde está el peñón sagrado. Ahí, en una mesa de piedra colocan la ofrenda frente a una cruz; nada debe faltar, mucho menos un rezo especial en honor al volcán, un “Padrenuestro” y un “Credo”, después hay baile, regalos, cohetes y porras; en esta ocasión, todo frente a la fumarola.

Finalmente, la despedida: “Adiós, cerro primoroso, nos vamos a caminar, sólo Dios sabe cuándo te volveremos a visitar. Adiós, adiós, ya nos vamos, honrado sea Jesucristo, a ti nos encomendamos. Adiós, Montaña de Cristo.”