Empleados del Vaticano colocaron una chimenea sobre la Capilla Sixtina, dentro de los preparativos para el Cónclave que elegirá al sucesor del Papa Benedicto XVI.

El Cónclave comienza el martes, y los cardenales emplearán la chimenea para comunicar al mundo exterior si han elegido o no un nuevo líder: el humo negro significa que no hay decisión y el blanco anuncia un nuevo pontífice.

La chimenea fue colocada sobre las tejas de terracota que coronan el tejado de la capilla y que se ve con claridad desde la cercana plaza de San Pedro, donde se reúnen tradicionalmente miles de fieles para ver la evolución de la votación secreta.

Aunque no hay un claro favorito para presidir una institución con mil 200 millones de seguidores, se espera que el Cónclave se cierre en apenas unos días.

Ningún Cónclave ha durado más de cinco días en el último siglo, y muchos de ellos han acabado en apenas dos o tres días. Benedicto XVI fue elegido en apenas 24 horas en el 2005 tras cuatro rondas de votación.

Benedicto XVI anunció sorpresivamente su decisión de renunciar al pontificado por su delicada salud, convirtiéndose en el primer Papa que se aparta de su cargo en seis siglos.

A su sucesor le deja múltiples problemas, entre ellos los escándalos casi incesantes de abusos sexuales, las rivalidades en el seno de la burocracia vaticana, una escasez de sacerdotes y el alza del laicismo en Europa.

Dentro de la capilla, los obreros llevaban a cabo los últimos preparativos para que la sala, una de las más famosas del mundo, esté lista para el Cónclave.

Dos estufas quedaron instaladas y adosadas a un único tubo que lleva al tejado. Una, de hierro fundido y usada en todos los Cónclaves desde 1939, se empleará para quemar las papeletas.

La segunda es electrónica, tiene llave, un botón de inicio y siete luces que indican la temperatura. Las llamas son avivadas electrónicamente, echando humo blanco o negro.

Los obreros también daban los últimos toques el sábado a las mesas en las que los cardenales se sentarán unos frente a otros bajo la mirada del Juicio Final de Miguel Ángel, ubicada en un muro tras el altar.