Desde el viernes se presentó el incidente, lo que provocó que vecinos, por medio de la fuerza, evitaran el paso del sistema de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA), por lo que se tuvo que desviar su derrotero.
Fueron dos días de negociaciones con cientos de vecinos, quienes habían advertido que era peligroso el paso de los autobuses por el lugar y por las construcciones, las que finalmente afectaron el ducto de agua potable.
Hasta este domingo finalmente fue arreglado el ducto por trabajadores de la empresa constructora, además de que el Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla (SOAPAP) mandó agua a la zona por medio de pipas.
Durante este tiempo los vecinos entrevistados indicaron que se presentó al lugar personal de la Secretaría General de Gobierno (SGG), quienes literalmente fueron corridos entre gritos, al no dar una solución al problema.
Acusaron que tanto el SOAPAP como la SGG y la Secretaría de Transportes se “echaban la bolita” para ver quién era el encargado de arreglar la obra.
Desde el viernes, ante esta falta de respuesta, los vecinos impidieron el paso del metrobús, el que se tuvo que desviar por la zona de Bosques y Amalucan, para continuar su camino, evitando la Rivera Anaya y San Antonio Abad.
Personas de esta última colonia también se unieron a las protestas y cierre de la vialidad durante el viernes y sábado colocando grandes piedras en el camino de las unidades de la RUTA.
Fue hasta el sábado por la tarde cuando finalmente desistieron de la protesta los vecinos, pero sólo cuando finalmente se reestableció el servicio de agua potable gracias a las presiones ciudadanas.
El problema se registró en el mismo punto donde vecinos se quejaron de la construcción del metrobús, a escasos centímetros de las viviendas, quienes ahora se quejan del escándalo que sufren por el paso de las unidades muy cerca de sus ventanas.
El peligro
“Acostúmbrense a vivir en el peligro”, fue lo que les señaló personal de Protección Civil en noviembre de 2012 a vecinos de la unidad Manuel Rivera Anaya.
Ahora cientos de familias no sólo viven junto a la vía del tren, sino a escasos metros del paso del metrobús.
El puente vehicular está apenas a escasos centímetros de los edificios, separado sólo por las pequeñas bardas de las zotehuelas, lo que ha causado la inconformidad y hasta miedo a los vecinos.
Como Intolerancia Diario documentó, nadie les avisó, poco a poco fueron viendo cómo avanzaba la obra, y es que jamás pensaron que llegaría tan cerca de sus casas, pero cuando se dieron cuenta inició un peregrinar en diversas dependencias. El resultado: groserías, malos tratos y hasta burlas.
El puente no sólo está pegado a los edificios de más de 25 años de antigüedad y pasa encima de las vías del ferrocarril, sino está construida a un costado de la rivera del río Negro, lugar que, aseguran, se desgaja e inunda constantemente.
En el lugar, desde entonces ni siquiera tenían contemplado drenaje. Pero ante la insistencia y presión vecinal lo construyeron.
Además, los vecinos ahora acusan que abajo tanto del puente peatonal como vehicular se ha convertido en una “guarida” de delincuentes, ya de por en una zona es conocida por su alto vandalismo y pandillerismo, pero ni siquiera un foco pondrán los constructores.
Los antecedentes
En abril de 2012 hubo un primer aviso: una fuga de gas producida por la maquinaria que construía los primeros metros.
Ahora, en mayo de 2012 el problema fue el rompimiento de un ducto afectando a vecinos que se están acostumbrando a vivir con el peligro, como les sugirieron desde entonces.