Al lamentar la violencia que se vive en Puebla, México y el mundo, el obispo auxiliar, Tomás López Durán, ofreció la misa del Domingo de Resurrección por todas las víctimas derivada de esa falta de humanismo.
Además, oró por los caídos en la guerra Ucrania-Rusia, por la corrupción, injusticia y la persecución religiosa, además por aquellos que se ven inmiscuidos por el aborto.
“La misa de gloria y resurrección de Jesús es por los difuntos víctimas de las guerras, de esta pandemia, de la violencias, injusticia, corrupción y persecución religiosa; por los niños a quienes se les ha negado el derecho a la vida y por todas las víctimas de las injusticias".
El obispo auxiliar aprovechó el marco para orar por el eterno descanso de la señora Elsa Fortiz, quien murió de un infarto fulminante el pasado Viernes Santo en el Portal Iturbide.
Desde la Catedral Metropolitana, Tomás López Durán precisó que ante la violencia que se está viviendo en el mundo, se puede resolver si todos los seres humanos tienen responsabilidad para dar ayuda, paz, perdón y reconciliación con el prójimo.
En ese sentido, llamó a los ciudadanos a mantenerse en paz consigo mismos para empezar a consolidar la cooperación, asistencia y ayuda en el panorama familiar, laboral, estudiantil y social.
“Así se levanta esa humanidad, que se ve liberada de la acción del pecado y la muerte y ahora vive una nueva condición, una perfecta condición que le permite estar en paz con Dios y con el prójimo; esa misma condición es la que nos concede a nosotros”.
Refrendó el llamado de paz que desarrolló el Papa Francisco durante este Domingo de Pascua ante la violencia extrema que se vive en diferentes partes del globo y la guerra entre Ucrania y Rusia.
“La paz es responsabilidad de todos, no solo de determinados sectores; la paz es responsabilidad de todos, las palabras del Papa Francisco son palabras profundas que se deben practicar".
Subrayó que cada ciudadano tiene toda la capacidad de construir contextos de paz en todos sus espacios sociales, fórmula positiva para hacer frente a las complicaciones que se están viviendo en todo el mundo.
“Sembrar en ellos en el sentido de una vida nueva, de esa capacidad de reconciliación; todos tienen la capacidad de construir la paz, en tantas realidades familiares, laborales, estudiantiles, que por diferentes circunstancias han experimentado el sufrimiento; solo con el perdón y la paz caminaremos en una iglesia sinodal, solo juntos tendremos un verdadero reconocimiento de que podemos desencadenar en la paz”.