La economía china, cuyo crecimiento en el tercer trimestre fue de 9.1 por ciento, seguirá a la baja en los próximos meses debido a la difícil coyuntura en Occidente, pero su PIB seguirá por encima del ocho por ciento, afirmaron expertos chinos.
“El desarrollo en los próximos meses seguirá desacelerándose; esa es la tendencia, porque la situación internacional no permite mayor desarrollo”, dijo Wang Xiaoguang, de la Academia China de Gobernanza.
La segunda economía del planeta sigue padeciendo “una serie de problemas relacionados con el sobrecalentamiento de los meses anteriores, incluida la burbuja inmobiliaria”, dijo en entrevista
El acceso fácil a crédito y el exceso de liquidez por el plan de estímulo fiscal aplicado por China en 2009 y 2010 para mitigar la crisis financiera, aumentaron los precios inmobiliarios no sólo en ciudades como Pekín o Shanghai, sino también en ciudades secundarias.
A su vez Yi Xianrong, del Instituto de Banca y Finanza de la Academia China de Ciencias Sociales, consideró clara la existencia de una burbuja inmobiliaria pero aseguró que el gobierno ya tomó medias para desinflarla.
“Las políticas empiezan a surgir efecto, pero está muy lejos de lo que el mercado espera. La gente quiere cambios rápidos, pero eso no va a suceder pronto”, añadió.
“Todavía hay mucha inversión y capital que va a la industria de la construcción, por lo que no podemos esperar un cambio en el próximo trimestre o incluso en la primera mitad de 2012”, apuntó Wang, de la Academia de Gobernanza.
La burbuja inmobiliaria, junto a la inflación (6.1 por ciento en septiembre), son las principales amenazas para una economía que trata de ajustarse a la coyuntura internacional, con Europa y Estados Unidos reduciendo el ritmo de sus exportaciones y bajo la amenaza de la recisión.
El Gobierno chino ha insistido en los últimos meses en promover el consumo doméstico con medidas como el aumento de más del 10 por ciento del salario mínimo en regiones como Shenzhen o Pekín, para reducir la dependencia de las exportaciones al exterior como fuelle de la economía.
Pekín ha reducido el crédito con alzas de los tipos de interés y exigiendo mayores reservas a los bancos, para atajar la inflación que en septiembre llegó a 6.1 por ciento, ligeramente inferior a meses anteriores, pero aún encima de la meta gubernamental de cuatro por ciento.
Los datos presentados confirman además que la inversión en capital fijo sigue siendo el motor de la economía, con aumento del 24.9 por ciento en los primeros nueve meses del año, mientras las ventas al detalle también aumentaron 17 por ciento anual en el mismo período.