La muerte del papa Francisco ha conmocionado a la comunidad católica en todo el mundo, pero también ha puesto en marcha un funeral cuidadosamente diseñado por él mismo, en coherencia con los valores de humildad y cercanía que marcaron su pontificado.
Desde abril de 2024, el papa dejó listos los cambios en el Ritual de Exequias Papales, el libro litúrgico que regula los funerales de los pontífices. Entre las modificaciones más significativas, Francisco pidió ser sepultado en un ataúd de madera simple, en lugar del tradicional conjunto de tres ataúdes de ciprés, plomo y roble. Además, su cuerpo no será expuesto; el féretro permanecerá cerrado, eliminando el uso del catafalco elevado en la Basílica de San Pedro.
Otro cambio relevante será el lugar de su entierro. En vez de ser sepultado en las grutas vaticanas, como la mayoría de sus predecesores, el papa Francisco descansará en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Esta decisión refleja su profunda devoción por la Virgen Salus Populi Romani y su deseo de permanecer cerca del pueblo romano que tanto amó.
Con estos gestos, incluso en su despedida final, el papa Francisco reafirma el legado de sencillez y apertura que lo caracterizó como líder de la Iglesia Católica.