Y Josefina invocó un milagro para el 2 de julio desde la zona de Los Fuertes. “Déjenme decirles lo que Maquío decía, no son mis palabras, son palabras de Maquío. Decía: ‘Los milagros sí existen, Dios siempre hace su parte y nosotros saldremos victoriosos el 1 de julio”, dijo una Josefina Vázquez Mota que por segunda vez en la semana visitó el estado de Puebla, cantera de votos blanquiazules, en riesgo ante el crecimiento del candidato izquierdista, Andrés Manuel López Obrador.
Sin empacho, citó al artífice de la lucha democrática en el viejo México de la década de los ochenta, Manuel J. Clouthier, cuyos hijos Tatiana y Manuel respaldan a López Obrador. Pero la paradoja discursiva no amedrentó a la panista en el sprint final.
La candidata presidencial del PAN pidió hacer un ejercicio de “periodismo ficción” para reforzar su confianza en un milagro que le de la victoria el próximo domingo: “A imaginarse los encabezados de los diarios, el 2 de julio en la que nos darán la victoria. Porque los milagros sí existen.”
La candidata Vázquez Mota se guareció en el Centro Expositor para cerrar su campaña en Puebla ante cientos de seguidores, y desde Puebla invocó al milagro como fórmula para ganar la Presidencia de la República. En un último esfuerzo para retener la victoria en el estado, concentró a sus seguidores en el Centro Expositor. El espacio del inmueble se dividió en dos secciones para que se percibiera, ante las cámaras, apretujado el evento de la candidata.
Afuera del inmueble de cientos de camiones, autobuses y microbuses descendieron los simpatizantes de la causa josefinista. En su perorata, la sombra de Manuel J. Clouthier, extinto excandidato presidencial cuyo hijo respalda a Andrés Manuel López Obrador; y el desencato del expresidente Vicente Fox Quesada, quien pidió el voto a favor del priista Enrique Peña Nieto, permearon en el imaginario de la campaña de la abanderada panista.
La candidata repitió sus promesas de campaña; se ancló en sus clichés, presumió la alternancia en Puebla y se dio ánimo:
“El miércoles terminan las campañas a las doce de la noche y ningún candidato podrá hablar, pero empieza la campaña más importante, la de los ciudadanos y los poblanos, los jóvenes, los hombres, las mujeres, los niños, para ir a votar el 1 de julio, porque nada ni nadie nos detiene, no nos detiene el PRI, el PRD, la lluvia, ni el viento, ni el sol, nada detiene a la fuerza de los ciudadanos.”
Como en anteriores actos de la candidata presidencial panista el escenario fue inmejorable: una buena escenografía, buen sonido, propaganda de los candidatos, etcétera. Y para los asistentes al encuentro, principalmente gente transportada desde juntas auxiliares, colonias del sur de la ciudad y poblaciones del interior del estado hubo regalos para motivar su presencia en el acto político: playeras, sombrillas con el escudo del PAN y gorras para los asistentes.
Josefina Vázquez apeló al ausente gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle y consiguió reinventar el mito del “góber precioso”, cliché al que acuden los candidatos panistas en las elecciones locales:
“Hoy en Puebla ya no gobierna un góber precioso, que de precioso no tenía nada, hoy en Puebla gobierna Acción Nacional, hoy en Puebla gobierna Rafael Moreno Valle”, resaltó la oriunda de Teziutlán. Y al término del evento el reparto de lunches para las personas que asistieron al acto.
Pero doce años de alternancia blanquiazul pesaron a la hora del cierre de campaña de Josefina Vázquez Mota en la ciudad de Puebla. Ya no fueron los ciudadanos de a pie que mayoritariamente llegaban a los actos del otrora partido de oposición, ahora se trató de pintarle un escenario blanquiazul a la candidata panista con las prácticas de la movilización. Los gritos y las porras intentaron opacar la tenue respuesta de los poblanos a su convocatoria. Al igual que en actos anteriores, como el de Teziutlán al inicio de su campaña o el de Atlixco el pasado lunes, el grueso de los asistentes fueron transportados en grupos al añejo estilo de la movilización que facilita comportarse como un partido en el poder.
Al término del evento a los simpatizantes panistas nos les importó la lluvia. Tomaron las sombrillas y las banderas que les regalaron para protegerse de la inclemencia climática. Se arremolinaron por los lunches y buscaron, entre los cientos de camiones estacionados en las inmediaciones del Centro Expositor provenientes de todo el estado, el suyo. Afuera del Centro Expositor ya no había más citas a Clouthier, sino la abrupta movilización del partido en el poder.