Qué nos pasa lectora, lector querido. Si yo te digo que cada uno de los más de 6 mil millones de habitantes de este planeta somos seres únicos que tenemos formas de pensar y vivir diferentes, de seguro me dirás y con razón: “¡No manches!, eso lo sabe todo el mundo”. Entonces, mi pregunta es ¿porqué cuando alguien piensa o actúa de forma diferente a nosotros lo tildamos de retrasado mental o de ciego empecinado y necio?
¿Por qué si fui capaz de dejar de fumar el méndigo cigarro después de fumar como “chacuaco”, pienso que el que no lo deja es por su débil espíritu? ¿Por qué si puedo hacer una dieta, pienso que las personas que no la hacen es por que son ciegos y necios? ¿Por qué al que le gusta hacer deporta piensa que los demás somos una bola de haraganes? ¿Por qué pensamos que el “drogo” es un suicida sin carácter ni voluntad? Y podríamos seguir así hasta la nausea.
Pienso que las personas que no hacen las cosas como se debe, según yo, no es por que no quisieran hacerlo, sino porque no pueden; vaya, no tienen el “chip” o se les fundió, por eso Ortega y Gasset es mi gallo, ya que decía “es él, el hombre y su circunstancia”, es decir, el hombre es el resultado es su herencia genética y las vivencias, experiencias y ejemplos que tuvo desde pequeño.
Cuando a uno le “cae el veinte” y se pone en el lugar de la persona que juzga, se baja del pedestal y ve las cosas como el otro las ve y las vive, comprenderá (mas o menos) porque “el ciego, tarado y débil” actúa como lo hace. Hay sólo un pero: esto podremos logarlo siempre y cuando estemos dispuesto a mandar a la mierda el ego que tanto daño nos hace y que nos hace pensar que somos dueños de la verdad única.
Descubriremos que siempre hay una razón por la cual la gente es como es y actúa como actúa, incluso uno mismo.