A las tres de la tarde de ayer, aproveché las “perversas bondades” del Twitter para ventilar la reunión que sostenían en el restaurante Estoril de Polanco el presidente del PRI nacional, Humberto Moreira y el gobernador Moreno Valle, con Javier López Zavala, Juan Carlos Lastiri y José Luis Márquez como simples testigos.
El tema principal no fue otro que la Reforma Electoral y la postura que tomará la fracción priista en el Congreso local.
Mucho se dirá sobre el tema, pero es evidente que el miedo que los priistas poblanos le tienen al gobernador los llevó a resguardarse tras la figura de su líder nacional, para así no cargar con las represalias del mandamás poblano.
Aunque lo quieran negar, la negociación de ayer representará un traspié para el gobernador, quien no está acostumbrado a escuchar un “no” como respuesta, y evidentemente él quería que la ley pasara sin que se le cambiara una coma.
No dudo que la reunión se haya dado en los mejores términos, y que hasta hayan intercambiado chascarrillos, pero el preámbulo a este encuentro fue abiertamente bélico por parte del gobierno estatal.
Sin embargo, la figura de Humberto Moreira colocó al gobernador en una circunstancia de paridad, muy distinta a las condiciones en las que acostumbra negociar en esta aldea.
Sobre todo porque además del liderazgo nacional, y de la cercanía que tiene el exgobernador de Coahuila con quien podría ser el próximo presidente, también cuenta con una cercanía con Elba Esther Gordillo, incluso más estrecha que la de Moreno Valle.
Por cierto que previo al encuentro, la maestra les dijo que los dos son sus amigos, pero que respetaría la postura y el resultado de la negociación.
En pocas palabras, el colmillo retorcido de la Gordillo la llevó a sacar las manos de una negociación que simple y sencillamente está fuera de sus intereses, y que podría generarle fisuras entre dos de sus incondicionales alfiles.
Todo indica que al final de la historia los priistas se saldrán con la suya y que evitarán la redistritación; a cambio, le cederán al morenovallismo el manejo de sus tiempos y proyectos políticos.
Y después de este ajetreo, los únicos paganos fuimos los poblanos, que pagaremos la elección más cara de todos los tiempos y nos chutaremos 22 meses a un remedo de gobernador.
Ya la veía venir.
Otra más de Pablito
En una nueva y desafortunada declaración, el titular de la Secotrade Pablo Rodríguez Regordosa anunció que va a auditar a las cámaras empresariales, toda vez que tiene información de que recibieron apoyos del gobierno marinista y que deben explicar en qué fueron gastados estos recursos.
¡Vaya, vaya!
Ahora resulta que Pablito es una especie de dictador que ya se otorgó facultades para auditar a organismos privados.
Evidentemente, el inquieto e inexperto secretario es víctima de sus fobias de antaño, y ahora busca cualquier pretexto para atacar a sus odiados enemigos políticos.
Y está bien, que los ataqué, pero primero que estudie sus facultades.
Al rato, el señorito va a querer auditar a sindicatos y hasta empresas como Volkswagen que —como muchas otras— también han recibido apoyos gubernamentales.
Pero bien dicen que la ignorancia es atrevida.
Contracara