No creo que en este momento haya en el país un partido que predomine en la preferencia de la mexicanada. Lo que sí predomina es el hartazgo que sentimos en contra de ellos, aunque tal parece que esto no es sólo nuestro privilegio, pues el mundo entero esta hasta la mother de los políticos.
Todas las grandes ciudades del mundo se manifiestan en contra de sus “servidores públicos de lujo”. Las encuestas los colocan en el último lugar de credibilidad y calidad cívica. Eso sí, aparecen en un invencible y portentoso primer lugar en corrupción.
Lo terrible del caso es que aún existe gente buena y de sanas intenciones que creen en embaucadores, como “el honesto Péjele” que nadie sabe de dónde saca los millones de pesos que gasta. Por ejemplo:
De donde sacó para comprar tres residencias en Angelopolis, si nada más gana —según él— 60 mil pesos como “presidente legítimo”. Me cae que no sé cómo le hace).
De donde sacó para el condominio de lujo en Villahermosa y la manutención de su nueva esposa y sus prolijos cañados.
Ahora me entero que, además, vive dentro de La Toscaza, un conjunto residencial en Bosques de Las Lomas en el df, nidito que cuesta varios (muchos) millones de pesos. De este fastuoso lugar sale discretamente como fantasma en su megacamioneta de lujo, no en un pinche Surito.
“…y confieso que el dinero nunca me ha importado, por eso primero los pobres”, señala el “Péjele” dice, pero los pobres bueyes que se lo creen.
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