La ley pro aborto que promueve el gobierno morenovallista no deja de sorprenderme.
Por un lado, resultó más que sorpresiva la aparición de una ley tan controvertida, cuando en la campaña electoral el entonces candidato por la coalición Compromiso por Puebla aseguró que temas como el aborto no formarían parte de la agenda legislativa del sexenio.
Aunque más me sorprende que la iniciativa tenga un mensaje retador en contra de la conservadora postura panista, la cual —en teoría— fue la corriente política que soportó la candidatura morenovallista.
Por si fuera poco, el conflicto con la ultraderecha se acentúa con la postura de la Iglesia católica, la cual a través de su arzobispo evidenció su inconformidad con la iniciativa del gobernador.
Así las cosas, este proyecto de ley, por donde quiera vérsele no es más que un desafío a los grupos que históricamente se han opuesto a las leyes pro aborto.
Sin temor a equivocarme —y aclarando que siempre he estado a favor de la legalización del aborto— tengo claro que esta ley a medias multiplicará los enemigos del gobernador, que de por sí no son pocos.
Marcelo paga las consecuencias
Los morenovallistas —literalmente— dejan en la orfandad a Marcelo Ebrard.
Atrás quedaron los guiños de Moreno Valle al jefe de Gobierno del DF. El apoyo que este último brindó durante el proceso electoral del año pasado al ahora gobernador parece quedar en el olvido.
No obstante, el jefe de Gobierno del Distrito Federal pinta para ser un buen candidato, pero sus operadores en Puebla dejan mucho que desear.
La mejor prueba de esto fue el sábado durante el foro organizado por la Fundación Equipo, Equidad y Progreso.
Los operadores morenovallistas no hicieron acto de presencia y el evento fue deslucido.
El sábado la gente de Nueva Izquierda quiso lucirse, pero los resultados fueron otros. En momentos su desesperación fue evidente. No faltó aquel que preguntó a qué hora iban a llegar los camiones con la gente, una práctica del sello priista.
Los acarreados que llegaron al auditorio del CCU son los mismos que se alquilan para estar en los eventos de Ernesto Cordero, o algún mitin político del PRI, gente que realmente no le interesa a quién tengan que echarle porras.
La emoción que causó Marcelo Ebrard fue la misma que genera el equipo de los Estudiantes-Tecos a su afición.
No obstante, Ebrard Casaubón tiene una doble misión que en el papel lucen difíciles. La primera, posicionarse al interior del PRD y desbancar al último caudillo de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
La segunda, alcanzar en las encuestas a los abanderados del PRI, Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones.
Pero de lo que no queda duda es que en Puebla los morenovallistas desairaron los eventos organizados por la gente de Marcelo Ebrard.
Contracara