La fuga de los once reos del penal de San Pedro Cholula destapó una hedionda cloaca al interior de los cuerpos encargados de la seguridad en Puebla, supuestamente comandados por Ardelio Vargas Fosado.
El caso por sí mismo es delicado, pero se agrava al momento de analizar la falta de atención a un punto de vital importancia, como son los Centros de Readaptación Social.
Para nadie es un secreto que en el interior de los penales en Puebla la corrupción reina, sin que exista alguien dispuesto a erradicarla, o cuando menos a controlarla.
La sobrepoblación, los autogobiernos, la venta de drogas, la existencia de armas, las prebendas por dinero, el cobro por la visita conyugal, la extorsión a familiares para ingresar y otras inmundicias más, forman el día a día en las cárceles de nuestro estado.
Sin embargo, la fuga del domingo refleja una clara omisión de las autoridades para evitar que hoy deambulen libremente un grupo de peligrosos delincuentes, miembros de grupos del crimen organizado.
Tristemente, el hombre que tiene en sus manos la seguridad de los poblanos está más preocupado en sacudirse culpas, antes que actuar para detener la creciente corrupción de estos centros penitenciarios.
Francamente, escuchar las excusas de Ardelio Vargas resulta verdaderamente patético, cuando es evidente que en diez meses de gobierno los penales están igual o peor que en el sexenio anterior.
¿Cómo explicará Ardelio Vargas que cuatro de los fugados estuvieran en el penal de Cholula, cuando sus operaciones delictivas de secuestro y homicidio se realizaron en la zona oriente del estado?
¿Qué hacían en San Pedro Cholula estos peligrosos criminales?
¿Por qué no los internaron en una cárcel de mayor grado de seguridad?
Y lo peor de todo, es que reconocen que existían alertas y amenazas de una posible fuga en ese penal.
Sin duda nuestra seguridad pende de un hilo, y las muestras de ineficiencia saltan a la vista.
A estas alturas del sexenio se han fugado once reos, cinco de altísima peligrosidad.
Valdría la pena saber cuántos de ese calibre ha capturado Ardelio Vargas.
Seguramente el secretario está en déficit.

Crece el caso Henaine
Le persecución que hoy padece Ricardo Henaine de parte de la administración estatal, la cual arrancó el día de la toma de posesión del gobernador Moreno Valle, deja en claro que en este estado se gobierna con las filias y las fobias en la mano.
Mucho se dirá de la controvertida personalidad de Ricardo Henaine y de sus ligas con gobernantes recientes, aunque no resiste un análisis la encarnizada persecución de la que ha sido víctima.
Sobre todo porque en este proceso de transición se esperaba que la “guillotina” apuntará a los cuellos de funcionarios como Javier García o Alfredo Arango, por citar sólo un par. O de algunos empresarios como Óscar García y Edgar Nava, presuntos beneficiarios directos del marinismo; sin embargo, ninguno de ellos resultó el blanco de los misiles morenovallistas, sino que fue Henaine quien terminó convertido en el único objetivo.
Y aunque difícilmente alguien meta las manos por Henaine o alguno de los otros cuatro personajes, es innegable que detrás de esta arremetida, hay gato encerrado.
Dicen sus allegados que Henaine ha señalado al propio Mario Marín como el hombre que puso su nombre en el escritorio del ahora gobernador.
Sin tapujos, el dueño del Puebla FC ha citado el nombre del exgobernador como el autor intelectual de esta negociación, en donde la cabeza de Henaine fue puesta en la mesa, a cambio de librar a sus hombres y amigos más cercanos.
Seguramente nunca sabremos el verdadero motivo de esta persecución, pero es evidente que ha sido llevada a niveles nunca antes vistos en Puebla.
Y conste que este estado ya fue gobernado por Bartlett, Piña y Marín.
¡Caray, y apenas estamos comenzando!

Con carácter de urgente
De manera sorpresiva, ayer se convocó a una sesión extraordinaria del Consejo Político Nacional del PRI para el próximo viernes.
Trascendió en esta reunión de consejo, Humberto Moreira renunciará al cargo de presidente nacional del tricolor.
Hasta el cierre de esta columna, Miguel Ángel Osorio Chong, exgobernador de Hidalgo, se perfila para sustituir a Moreira, pero no se descartan sorpresas.
Veremos.