Si partimos del resultado parcial obtenido por el grupo morenovallista en Puebla, en donde lograron una ventaja considerable a favor de Ernesto Cordero, el gobernador tendría motivos suficientes para celebrar la exitosa operación en Casa Puebla.
Sin embargo, el gozo se fue al pozo cuando se conocieron los resultados generales de la elección panista, la cual convirtió en candidata a Josefina Vázquez Mota, aplastando al candidato oficial.
Así las cosas, todo terminó en una pírrica victoria para el morenovallismo, particularmente por la forma tan burda en la que se operó en el estado, en contra de la virtual candidata panista.
Si antes de la contienda interna ya existían diferencias marcadas entre el gobernador Moreno Valle con Vázquez Mota, créanme que los excesos del domingo no hicieron otra cosa que echar más limón a las heridas.
Seguramente en pocos días, ante la proximidad de las elecciones, veremos al gobernador y a la candidata fumar “la pipa de la paz”, aunque —en caso de que el PAN mantenga la presidencia— las heridas volverán a abrirse.
Quienes la conocen, saben que la señora no es de las que olvide las afrentas, y menos tratándose del pupilo de su acérrima enemiga política: Elba Esther Gordillo.
En una próxima entrega, ahora que ya se conocen los nombres de los tres candidatos que buscarán apropiarse de las llaves de Los Pinos, platicaremos sobre los daños que sufrió el proyecto presidencialista de Moreno Valle rumbo al 2018.
El fantasma del Zavalazo
A vuelo de pájaro, la derrota del domingo pasado de Ernesto Cordero implica un enorme fracaso para el presidente Felipe Calderón.
Sin embargo, la derrota de su “delfín” podría convertirse en su salvación política, en caso de que Josefina Vázquez Mota logre imponerse en la contienda del 1 de julio.
Si hacemos un breve análisis de los escenarios electorales, no era difícil pensar que la necedad de Calderón lo podría haber llevado al matadero, toda vez que su “delfín” era —cuando menos en el papel— un rival a modo para Enrique Peña Nieto y hasta para Andrés Manuel López Obrador.
Haciendo una comparativa con lo sucedido en Puebla en el 2010, podríamos decir que Calderón estaba por cometer el mismo error que el de Mario Marín, quien fue víctima de su propia terquedad.
Digamos que el presidente estaba a punto de dar el clásico “Zavalazo”.
Para nadie es un secreto que al interior del equipo de Peña Nieto ponían veladoras para que fuera el pupilo calderonista el candidato blanquiazul.
Sólo el tiempo nos dirá si el tropiezo del 5 de febrero le abrió la posibilidad al PAN de mantener 6s años más el poder presidencial, aunque es innegable que con Vázquez Mota tienen mucho más posibilidades de dar la pelea.
Contracara