A diferencia de “las fastuosas” celebraciones por el 5 de Mayo, un evento que merece todo mi reconocimiento es la Olimpiada Infantil y Juvenil.
Sin duda, la sensibilidad del secretario de Educación Pública, Luis Maldonado, a través de las buenas relaciones del titular del Instituto del Deporte, Manuel Youshimatz, logró traer a Puebla el evento deportivo más importante del país.
Mención a parte merece el titular de Infraestructura, Antonio Gali, quien además de terminar en tiempo y forma las obras del 5 de Mayo, se esforzó para que los jóvenes deportistas de México contaran con instalaciones dignas de cualquier competición internacional.
La ceremonia de inauguración del día de ayer en el estadio Universitario de CU dejó en claro que no se necesitan derrochar millones para organizar un magnífico evento, el cual mostró de lo que son capaces nuestros estudiantes para darle brillo a Puebla.
Lo anterior, sin temor a equivocarme, una de las mejores inversiones de un gobierno es el deporte, y lo que ayer presenciaron las delegaciones infantiles y juveniles de todos los demás estados fue precisamente el poder organizacional de los educadores de Puebla.
Ojalá que en lugar de televisar un show como el del sábado, que nada tiene que ver con la verdadera historia de la Batalla de Puebla, se invirtiera en llevar a la televisión abierta un evento como la Olimpiada Infantil y Juvenil.
Lo de ayer me hizo recordar los tiempos de gloria del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec. Me hizo suspirar por los mosaicos vivientes que hicieron famosos a los niños de Puebla. Y me trasladaron 30 años atrás, en donde el coronel Raúl Velasco de Santiago comandaba al ejército docente que daba vida a los grandes estadios de México.
Bienvenida la Olimpiada a Puebla. Muchos eventos de estos.
El precio de la monarquía
Una lamentable omisión nos demuestra que los héroes y los símbolos patrios fueron los menos importantes para quienes organizaron las celebraciones del 150 Aniversario de la Batalla de Puebla.
Entre todos los excesos, sobresalieron los juegos pirotécnicos que encendieron durante algunos minutos la zona de Los Fuertes. Sin embargo, dentro de todas esas luces olvidaron encender la más importante de todas: la vela votiva en el mal llamado “Monumento al Taco”, cuyo nombre original es precisamente el de “Vela Votiva”, en honor a quienes cayeron en la defensa de la patria.
De acuerdo con la información del INAH, la estructura en piedra de cantera fue construida en 1962 con motivo del centenario de la batalla de los cerros de Loreto y Guadalupe, y fue el presidente Adolfo López Mateos quien encendió la “vela votiva” en honor a los caídos.
En teoría, el 5 de mayo de 2012 se debió celebrar una ceremonia similar a la de hace cinco décadas, en donde el presidente de la República encendiera una nueva vela.
Según los peritos del INAH se sabe que la estructura señala que la patria envuelve a los mexicanos, los arropa, por ello la forma de lienzo en espiral y al centro un espacio que invita a la reflexión. La estructura tiene una altura de más de 30 metros. Al frente del monumento se encuentra una escultura con los rostros de Ignacio Zaragoza, Benito Juárez y Miguel Hidalgo, así como la firma del autor R. Arenas Betancourt.
Originalmente se había dicho que dentro del proyecto de rescate de la zona de Los Fuertes, este monumento iba a tener una flama eterna, la cual debió encenderse en una ceremonia solemne en recuerdo a los soldados caídos. Este tipo de monumentos con fuegos perennes existen en Francia, Estados Unidos y otros países europeos.
Lamentablemente, para el morenovallismo lo menos importante fueron los héroes.
No así los invitados VIP que lo mismo disfrutaron en la Catedral a Alondra de la Parra, que el espectáculo de Chayanne y Marc Anthony en la zona histórica de Los Fuertes.
Es el precio de tener un “gobierno monárquico”.
Contracara