Me pregunto: Por qué tengo que soportar —al igual que miles de sampetrinos— todas las noches el escándalo de los “antros” del Camino Real a Cholula.
Por qué tengo que esperar, no se hasta cuándo, que compongan el semáforo que está en la paralela del mismo Camino Real.
Por qué tengo que soportar el tráfico enloquecedor de San Pedro, porque no hay un pinchurriento agente de Tránsito que ponga orden.
Por qué tengo que caminar sobre la avenida para sortear los anuncios de los “antros” que ocupan las mini banquetas de San Pedro.
Por qué tengo que atrincherarme en mi casa cuando llueve porque San Pedro se convierte en una mega alberca.
Por qué tengo que sortear el tráfico entre borrachos y carros sin control los fines de semana en la Recta.
Por qué no hay coladeras en San Pedro.
Por qué algunos patrulleros de San Pedro huelen a alcohol en la madrugada. Por qué no vigilan la seguridad en San Pedro.
Por qué tengo que rogar para que me atiendan o me hagan caso en algunas dependencias de gobierno.
Por qué tengo que aguantarme mi berrinche cada vez que caigo en un piche y monstruoso bache sampetrino.
Por qué cierran o cambian el tránsito sin siquiera avisar o poner alguna señal.
Por qué cada día hay más y más “antros” en San Pedro, cuando deberían estar prohibidos por su localización… por qué, por qué.
Por qué tengo que aguantarme.
Por qué carajos tengo que rogar para que hagan su trabajo.
Acaso el alcalde y sus ayudantes no son servidores públicos, acaso no reciben un sueldo, un salario que tú y yo, lector querido, pagamos con nuestro sueldito.
Acaso piensen que ganarse el dinero de esta manera les traerá bien estar y grandes bendiciones. Ni madre, imagínense lo que pensamos los miles de sampetrinos de sus acciones, imaginen las maldiciones que echamos. El pueblo no es idiota, se está cansando de rogar.