Aunque usted no lo crea, el gobierno del estado gastará una millonada en la construcción de las estaciones del metrobús, pese a que este derroche era totalmente innecesario.
Para dar contexto a esta columna les comento que el millonario costo de las estaciones que se están construyendo pudo ser evitado si se hubiera seguido la tendencia internacional sobre este tipo de sistemas de transporte público. Resulta que prácticamente en todas las ciudades en las que opera el metrobús han eliminado las terminales de acceso elevado dando paso a unidades de acceso bajo, las cuales tienen sus puertas y el piso interior a la altura de las banquetas, lo cual genera que las estaciones de ascenso queden a ras de piso.
Este tipo de unidades de acceso bajo (low entry) tiene una serie de ventajas, muy por encima de las convencionales.
Aquí la lista de beneficios.
No requieren de la construcción de estaciones elevadas, lo cual elimina un costo millonario.
Las rutas pueden ingresar a zonas consideradas como patrimonio histórico.
Las personas discapacitadas no necesitan subir rampas.
Comodidad para las personas de la tercera edad, por no tener escalones internos.
Todas estas ventajas ya han sido tomadas en cuenta por otras ciudades del mundo, incluido el Distrito Federal, en donde la ruta 4 utilizó 42 unidades articuladas de acceso bajo. La base de este nuevo concepto es que las rutas del metrobús están diseñadas para que durante todo su recorrido no existan topes ni desniveles que obliguen a las unidades a enfrentar cambios de altura en su trayecto.
Al ser un carril de concreto hidráulico sin desniveles se pueden utilizar unidades articuladas con accesos y pisos al nivel de la banqueta.
Sin embargo, esta explicación que entendería perfectamente un niño de preescolar, no fue suficiente para que el proyecto del metrobús de Puebla contemplara este tipo de unidades por una simple y sencilla razón: que las estaciones no serían tan espectaculares como las que se están construyendo.
Es decir, mandaron al diablo todas las ventajas de las unidades de acceso bajo para poner unas estaciones que pudieran apantallar a los poblanos. Y es que una estación de piso bajo es similar a una parada de autobús normal, aunque con una longitud mayor, lo cual no cumplía las expectativas gubernamentales de generar la impresión de ser una obra imponente.
La decisión del Señor de los Cerros fue sustentada en el impacto visual de las estaciones tipo Metro, sin importar el ahorro y los beneficios que implicaba el hecho de utilizar unidades de punta.
Por increíble que parezca, los usuarios del metrobús de Puebla tendrán que subir las rampas y escaleras de las estaciones por un simple capricho. Así las cosas, cada revelación periodística va fortaleciendo la teoría de que el metrobús será el engaño y el fracaso del sexenio.
Y con excepción del único personaje que sólo se mueve en helicóptero, todos los poblanos padeceremos la ocurrencia y el capricho sexenal.
Por eso estamos como estamos.
Contracara