Se me derrama la bilis cada vez que oigo los comerciales de la Cámara de Diputados: … aprobamos la ley que define el derecho del pueblo a respirar las 24 horas del día… la ley que protege a las mujeres que quieran peinarse de “chongo”… creamos la ley de “libertad capilar” que permitirá el pueblo ande con o sin calzones… aprobamos la ley que nos permite a todos los mexicanos tener un Tiranosaurio Rex en nuestros jardines, etcétera.
Arman grandes alharacas por la aprobación de leyes de poca trascendencia o que, en todo caso, están descritas en nuestra Constitución. ¿Todo pa’ qué? Pa’ taparle el ojo al macho y hacer como que el pueblo les interesa más que sus mugrosos partidos.
Le hacen al “Monje loco”. El problema no está en aprobar nuevas leyes, está en hacer que se cumplan las existentes, Ninguna ley sirve si la gente encargada de vigilar su cumplimiento tiene la corrupción metida hasta en el tuétano.
El hambre continuará, la ignorancia continuará, la insalubridad continuará, el crimen, la suciedad, el maltrato, la ineficiencia, la corrupción, la drogadicción, la injusticia y demás linduras seguirán trinándonos del esqueleto si no cumplimos y hacemos cumplir el marco de la ley con agallas. Pero logarlo va estar en chino porque los primeros en acatar la ley deberían ser ellos: los legisladores.
Yo diría que cuando menos no sigan tirando nuestro dinero a lo “güey” en anuncios verdaderamente estúpidos.
¿Recuerdas, lector querido, esa obra maestra de comercial en donde se escucha a la secretaria de un legislador diciendo: “… y el señor González quiere saber cuándo van a poner la banqueta, y la señora Ramírez pregunta por la luz del barrio”. Y el diputado responde: “desde luego, hoy mismo les informaremos…” No jodan, eso no se los cree ni su santa madre.
Deberían promulgar una ley en contra del cinismo… a ver cómo les va.
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