La egolatría del Señor de los Cerros parece no tener límites.
Por lo visto, nuestro personaje sigue encaprichado en perpetuar con sus iniciales las obras “más representativas” de su sexenio.
En un acto de total egocentrismo, nuestro gobernante mandó a instalar, en el recién inaugurado “viaducto” Carlos Camacho, una estructura compuesta por dos piezas de acero colocadas en posiciones cruzadas y que asemejan las letras M y V; éstas dejan entrever, abierta y cínicamente, las iniciales del alumno consentido de la profesora Elba Esther.
El enfado de los poblanos no se hizo esperar. 
Una foto en Twitter fue suficiente para exhibir la petulancia del hombre en el poder. La imagen ocasionó la indignación de los tuiteros. La mayoría reprobó este tipo de acciones
No era para menos. 
Y es que conforme avanza el sexenio, el endiosamiento del inquilino de Casa Puebla crece y esto lo ha cegado cada vez más, al grado de no querer ver la realidad que vive Puebla, como es el reciente estudio del Coneval, que marcó a Puebla como el estado de mayor rezago en materia de pobreza.
Evidentemente, se ha dado preferencia a las obras de relumbrón, sin tomar al toro por los cuernos.
Pero no es la primera vez que el Señor de los Cerros incurre en este tipo de acciones; en el mes de marzo, en el Centro Integral de Servicios y Atención Ciudadana (CIS) colocó una escultura con sus iniciales. 
Está acción generó un sinfín de criticas. Incluso, el tema lo repercutió el periódico Reforma en conjunto con otros medios.
Por aquellas fechas escribí una columna sobre este vergonzoso hecho, la cual me permito retomar.  
 
Contracara 
Egocentrismo del morenovallismo
Las actitudes del Señor de los Cerros rayan en el exceso y es una clara muestra de que el poder transforma a los individuos.
Para muestra, un botón: en la explanada del Centro Integral de Servicios y Atención Ciudadana, CIS, se instaló un monumento con las iniciales de Moreno Valle. Sin duda, el gobernador ha caído en la tentación de los políticos que llegan al poder y quieren perpetuarse para siempre.
Tal como sucedió con Saddam Hussein que, para demostrar su fuerza y poder, mandó construir innumerables estatuas por todo Irak. Hace casi 10 años. Con la desaparición de una dictadura cruel, la estatua de Saddam Hussein en la plaza Firdaus de Bagdad se venía abajo entre gritos y aplausos. Las televisiones de medio mundo estaban retransmitiendo en directo esa imagen.
Un caso más es el presidente venezolano Hugo Chávez. Su imagen se ve por doquier: en calles, carteles, murales, hasta en camisetas. Su voz se escucha desde los televisores exclamando: “¡Yo soy un pueblo!”
El culto a la personalidad que Chávez desde hace tiempo ha desarrollado llegó a un nuevo apogeo, momentos en que el gobernante lucha contra un misterioso cáncer del cual el gobierno no ha dado detalles.
Incluso, han surgido murales nuevos o diseños pintados en paredes, mostrando únicamente los ojos del mandatario y la frase: “Yo soy Chávez”.
Rafael Moreno Valle empezó con ese trastorno que afecta a los hombres en el poder.
Como se ve en la fotografía, las iniciales de la explanada del CIS son claras: una “M” de Moreno y una “V” de Valle.
Espero que todo quede ahí.
Y no empecemos a ver por diferentes partes del estado estatuas del gobernador. O murales con el rostro de Moreno Valle.
Todo puede suceder.
 
Hasta aquí la obligada cita.
Evidentemente, la arrogancia morenovallista sigue creciendo.