Aunque seguramente no habrá una versión oficial que explique la desaparición de las iniciales morenovallistas del viaducto Carlos Camacho, la realidad es que las críticas surgidas en las redes sociales en contra de la egocéntrica figura del gobernador debieron ser motivo suficiente para que desde la casona de Los Fuertes se ordenará quitar las siglas que “adornaban” el puente.
Las fotografías del antes y después confirman el arrepentimiento gubernamental, toda vez que la publicación de las primeras en la portada de Intolerancia fue en la edición del viernes y ese mismo día fueron retiradas las siglas del “culto” al Señor de los Cerros.
Al respecto, existen tres posibilidades: 
1. Que el gobernador haya dado marcha atrás por las burlas tuiteras.
2. Que no haya sido idea de Moreno Valle, sino de algún funcionario lambiscón para intentar congratulares con su jefe.
3. Que las hayan retirado para agrandarlas, porque casi no se veían.
¿Usted por cual se inclina?
 
El inservible viaducto Carlos Camacho
Sin algo hay que reconocerle a nuestro gobernador es que cuando se le mete algo en la cabeza no para hasta hacerlo realidad. El problema es que, en lugar de generar ideas de verdadero beneficio social, lo que impera en su mente es una mezcla de puntadas y ocurrencias.
De ahí que sus grandes proyectos no tengan un respaldo que repercuta en los indicadores que miden la eficiencia gubernamental. Así fue como en primera instancia se le ocurrió convertir Los Fuertes en un gran parque de diversiones, sin importar la multimillonaria inversión que requirió para intentar apuntalar esta zona histórica.
Después vinieron la rueda de la fortuna y el teleférico, que buscan convertirse en el emblema de este gobierno, con toda la carga de absurdos que los acompañan. También se instaló el inoperante metrobús, que es uno de los evidentes fracasos de este gobierno no sólo por sus errores operativos, sino por el caos vial que padecemos los poblanos desde el arranque de la RUTA.
Y, por si fuera poco, hoy tenemos un puente de 500 metros al que pomposamente llamaron viaducto Carlos Camacho, el cual, lejos de beneficiar, ha generado un verdadero conflicto vial a quienes intentan utilizarlo.
Por increíble que parezca, el gobernador gastó un dineral en la construcción de un puente que no funciona, pues resulta que los 500 metros del paso elevado sólo sirven para librar un semáforo, toda vez que por ambos lados desemboca en semáforos.
Este puente tiene dos carriles por sentido, pero el que circula rumbo a Valsequillo, el carril de la izquierda, es para dar vuelta al circuito interior, por lo que sólo queda un carril para quienes quieren seguir de frente, provocando un verdadero embotellamiento.
Así las cosas, todo el gasto sólo sirvió para que el gobernador, con todo su séquito, se tomara la foto del recuerdo. Y digo recuerdo porque desde ese día todos los poblanos que por ahí circulan no hacen otra cosa que recordársela a todos los de la foto.
Francamente, no es para menos.
 
Foto: Mireya Novo