Es evidente que las historias del Señor de Los Cerros han llegado a la capital del país, en donde son muchos los periodistas que tienen muy en claro su “estilo” de gobernar.
Más allá del control mediático que el morenovallismo tiene sobre los medios nacionales a través de un extraordinario derroche multimillonario, y de los medios locales por medio de una política de chantajes y amenazas, la realidad es que la mala fama va creciendo y va creciendo el número de periodistas en la capital del país que retratan perfectamente al mandamás poblano.
Una muestra perfecta de lo que hoy conocen los periodistas del Distrito Federal del habitante de la Casona de Los Fuertes la tuvimos este fin de semana en Puebla con la presencia de Denisse Dresser en la Ibero, en donde se dio vuelo poniendo como ejemplo constante al gobernador poblano.
La crónica del reportero Mario Martell publicada en Intolerancia Diario refleja el sentir de la Dresser, quien pareciera vivir en Puebla por el vasto conocimiento de lo que aquí sucede.
Para un mejor contexto retomaré algunos fragmentos de la sabrosa y siempre bien escrita crónica de Martell, quien nos traslada al escenario en donde la periodista se soltó el pelo en contra de nuestro gobernante. 
Vayamos.
 
Ante un auditorio abigarrado y amontonada la gente en los pasillos en un salón de la Ibero de Puebla, la politóloga Denisse Dresser abordó los avatares de la participación ciudadana como la última posibilidad para cambiar el rumbo del país.
En varias ocasiones, la politóloga aludió al gobernador Rafael Moreno Valle, a quien, sin mencionarlo por su nombre, puso como ejemplo del despilfarro de los recursos públicos provenientes de la renta petrolera.
“Ahí están los gobernadores que se dedican a construir” y la conferencista dibujó un círculo en el aire.
—¿Cómo se llama eso? —le preguntó al auditorio—.
—La rueda de la fortuna —corearon al unísono los asistentes a la conferencia.
—El teleférico —lanzaron otro grito.
En otro momento de su conferencia, Dresser criticó los lazos entre la profesora Elba Esther Gordillo y su apoyo a los gobernadores, y aludió al poblano como “el hombre que llega a gobernador con el apoyo de una mujer que ya está encarcelada”, desatando las risas de los asistentes.
Además, Dresser se preguntó.
“¿A quién se le van a otorgar esas concesiones? No hay forma más fácil en este país para ser rico que volverse concesionario”.
Ya en la sesión de preguntas y respuestas, a respuesta de una pregunta de la activista María Eugenia Ochoa sobre qué pueden hacer quienes están en contra de la privatización del agua, Dresser les sugirió una estrategia de respuesta mediática: una campaña en las redes sociales creando el hashtag “Un privatizador no merece ser presidente”.
Dresser recomendó a los poblanos generarle un alto costo político a Rafael Moreno Valle, por impulsar la privatización del servicio del agua.
La propuesta vino como anillo al dedo a los asistentes, quienes este domingo realizan una marcha en contra de la privatización del agua. Dresser también sugirió a los poblanos el cierre de carreteras, cercos a los poderes estatales y difundir información de boca en boca.
Los asistentes le festejaron a Dresser su apología sobre la participación ciudadana y su diatriba en contra de la clase política.
 
Tras esta elocuente cita, me queda claro que Dresser se suma a una creciente lista de periodistas que tienen una idea muy real de lo que sucede en Puebla, y que aprovechan los pocos espacios de los medios nacionales donde el dinero de los poblanos aún no ha llegado o no ha sido aceptado.
Debo decir que difiero con Dresser cuando llama a realizar acciones como los cierres de carreteras, porque los periodistas no somos activistas sociales y nuestra función no es la de agitadores sociales. Sin embargo, en Casa Puebla deben tener presente que la inquietud social va creciendo y que hay voces nacionales dispuestas a respaldar movimientos sociales como el de la resistencia a la venta del SOAPAP. 
Salta a la vista que durante estos tres años de gobierno, el morenovallismo ha logrado eliminar la crítica de algunos medios nacionales, pasando de la crítica a la adulación.
Afortunadamente, cada vez son más los periodistas de la capital ajenos a estos intereses y dispuestos a relatar los abusos de los virreyes estatales.
Y para los sueños presidencialistas del habitante de la Casona de Los Fuertes, los periodistas de la capital se pueden convertir en un nuevo dolor de cabeza.
Ya lo verán.