Realmente me parce un insulto:
Lectora, lector querido, ¿haz visto los comerciales del IMSS en donde salen dos señoras con cara de “me pagaron una buena lana”, manifestando que ya les surten los medicamentos puntualmente cada mes, y además que si sufres alguna enfermedad crónica te surten el medicamento con receta hasta por tres meses?
Eso se llama cinismo u otra cosa peor.
El señor director del IMSS piensa que todos sus dominios son como el DF. En su burocrática vida se ha dado una vuelta más allá de Polanco o Las Lomas. Cómo me gustaría que se diera una vueltecita por Cholula, para que compruebe que esas clínicas no sólo no carecen de medicamentos, sino que no le han hecho nada desde que las inauguraron.
Ahora me parece que hace como dos meses o tres el señor director dijo que el surtido de medicamentos era total y que si llegaban a faltar en alguna clínica sería debido a fallas en los pedidos... ¿Y? ¿A caso no es su responsabilidad que sus subalternos hagan las cosas como deben? Si el señor trabajara en la iniciativa privada ya le hubiesen dado una patada en la cola por dar semejantes respuestas.
Hay veces que las personas se tardan no una semana, sino hasta un mes o más en recibir sus medicamentos recetados en las clínicas que están fuera del DF.
Vas el lunes con tu receta y te responden: “Venga el viernes a ver si ya hay”. Regresas el viernes por la mañana porque ya te falta el aire por tus problemas respiratorios, y te responden: “No, regrese en la tarde porque usted es del turno vespertino”. Regresas en la tarde: “No, todavía no nos surten, háblenos el miércoles”. Casi arrastrándote, regresas el miércoles por la tarde y te dicen: “Necesita sacar una nueva receta porque esta ya venció”. Regresas al día siguiente con la “secretaria” —que apenas y te hace el favor de verte— para obtener tu nueva receta y te dice: “No está la directora, salió”. ¿Regresará? “Quién sabe”. Te quedas dos horas con unas profundas ganas de mentarles la madre y te retiras… y esta burocrática historia se repite ad vómitum.
Imagina lo que viven y sienten nuestros ancianos campesinos, imagina su angustia, la desesperación y su impotencia… Imagina lo que es tener que transportarte desde el culo del mundo para vivir esto… imagina lo que es que tomar “pinchemil” camiones bajo la lluvia y con ochenta años en la espalda... imagina lo que es dejar de comer por esto. Ah, y se me olvidaba, si no hay medicamentos en el mes pues al siguiente no te los reponen. O sea que lindamente te tranzan las medicinas del mes con todo descaro, eso sí, tú tienes que compararlas, si puedes; y si no, pues te friegas.